¿QUE SABES DEL COACHING?

El coaching es una forma de desarrollo en la cual una persona con experiencia, llamada coach, apoya a un alumno o cliente a lograr un objetivo personal o profesional específico al brindarle capacitación y orientación. En ocasiones, al alumno se le conoce como coachee. A menudo, el coaching puede significar una relación informal entre dos personas, una de las cuales tiene más experiencia y pericia que la otra y ofrece consejos y orientación a medida que la persona entrenada aprende; sin embargo, el coaching se diferencia de la tutoría al centrarse en tareas u objetivos específicos, en contraposición a metas más generales o desarrollo general.

Desde el punto de vista de la Real Academia Española, usar la palabra coach y sus derivados (coaching, coachee, etc.) al hablar español es algo innecesario, argumentando que ya existen términos en español cuyo sentido es equivalente, tales como entrenador y preparador.

Vergara (2015) define al coaching como un proceso dialógico y praxeológico, mediante el cual el coach o entrenador genera las condiciones para que la persona o grupo implicados en dicho proceso busquen el camino para alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y habilidades, fuertemente apoyados de la motivación, responsabilidad y creatividad.

Existen varios enfoques, métodos y tipos de coaching, los cuales pueden llegar a variar en gran medida.

El coaching es una actividad no reglada oficialmente, lo que ha provocado que existan muchas escuelas y estilos de coaching con grandes diferencias entre ellos. Así, el proceso de coaching de un estilo motivacional, como el de Tony Robbins, difieren mucho del proceso de coaching no directivo descrito por Timothy Gallwey. No existe, por lo tanto, un proceso de coaching único, porque no existe una única práctica profesional unificada.

Si nos atenemos a la primera referencia bibliográfica sobre coaching, el libro «Coaching for Performance» en castellano «Coaching. El método para mejorar el rendimiento de las personas» , de Sir John Whitmore, presentó el modelo GROW como primera metodología de coaching.

La mayoría de organizaciones de coaching defienden que es un modelo de acompañamiento no directivo en el que intervienen dos personas, el coach y el coachee (cliente). Por lo general, el proceso se explica como un método de indagación y gestión de creencias, de manera que el coach aplica un método que trata de no dirigir al cliente, sino que permite que el cliente descubra por sí mismo, sin que el coach le transmita conocimientos.

En el proceso de coaching, interactúan dos personas; uno es el coach o entrenador, que es la persona que acompaña a la persona que está siendo orientada para mejorar en el desempeño de sus funciones. El otro es el coachee o persona en entrenamiento, quien genera y descubre los conocimientos y las competencias que necesita para mejorar y alcanzar sus objetivos y metas.

Si nos referimos a un método de coaching centrado en las acciones, podríamos decir que el entrenador se compromete con su entrenado en una alianza de colaboración, estableciendo unos objetivos concretos y diseñando un plan de acción que les permita alcanzarlos dentro de los plazos establecidos. Este plan fijará una serie de encuentros entre los intervinientes que permitan conseguir la finalidad prevista, acompañado de otro conjunto de actividades destinadas a mejorar aspectos concretos de la persona en entrenamiento.

Si hablamos de un coaching de estilo transformador, el coach acompaña al cliente a observar, comprender y reobservar su realidad en torno a un objetivo y la situación del cliente en el entorno, de manera que el resultado es una reinterpretación no dirigida que aporta claridad y nuevos puntos de vista al cliente. Con los nuevos puntos de vista, el cliente puede encontrar interpretaciones más útiles para su lograr su objetivo. Este proceso, el coach aporta técnicas de indagación, pero la información encontrada y su utilidad, son exclusivas del cliente.

Para la efectividad del coaching influye el tipo de relación que se establezca y se requiere que esté basada en la confianza entre ambos participantes.

Cuando el coaching ser aplica en el entorno laboral y está especializado en un área específica, el coach puede ser también un consultor que le ayude a innovar en los procedimientos. Por lo tanto, para mejorar la productividad del proceso, el entrenador debe tener un conocimiento profundo del puesto de trabajo desarrollado por el entrenado y de la forma en que este puesto se relaciona con los objetivos de la organización. Asimismo, el coach, ha de disponer de voluntad para comunicar, debe desear y ser capaz de compartir su información con el entrenado y estar dispuesto a tomarse el tiempo que requiere este esfuerzo.

Si hablamos de un coaching de estilo motivacional, el proceso que aplica el coach se basa en escuchar las interpretaciones del cliente y promover que elimine las que considera que son un obstáculo para lograr su meta (como los «no puedo») y añadir creencias potencialmente útiles (como, «debo intentarlo» o «sí puedo»).

Los pasos a segur en un proceso o una sesión difieren mucho de un estilo de coaching a otro. La primera referencia bibliográfica en este sentido aparece en el libro «Coaching for Performance» ​ que incluyó el modelo de Graham Alexander y Alan Fine «GROW» (Goals, Reality, Options, Will).

Los pasos descritos en el modelo GROW son:

  1. Goal: identificar objetivos, como primero paso para evitar que sea vean limitados por los pasos posteriores.
  2. Reality: análisis de la situación y realidad descrita por el cliente
  3. Options: identificación de opciones enmarcadas en esa realidad. En el modelo original, el coach podía aportar herramientas para que aparecieran opciones nuevas (como la tormenta de ideas)
  4. Will: acciones futuras concretas

Las escuelas latinoamericanas (como coaching ontológico), se comprometen más con el objetivo y se trabajan mucho las creencias contenidas en la realidad («Reality») descrita por el cliente. También suelen hacer mucho hincapié en las acciones («Will»), defendiendo que, sin acción, no hay coaching.

En la práctica del coaching para ejecutivos o el desempeño profesional, encontraremos un entorno menos propenso a la introspección y en el que las conversaciones están más focalizadas en las acciones y la organización del agenda del cliente.

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TODOS PROCRASTINAMOS ALGUNA VEZ

La procrastinación (mañana),​ postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo o pereza a afrontarlas.

Trata de un trastorno volitivo del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción por realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Este puede ser psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), físico (como el que se experimenta durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso) o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente sin tener una fuerza de voluntad para concluirla. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.

Los individuos de la sociedad actual, se caracterizan por desarrollar varias actividades a la vez, lo cual puede ser contradictorio para no llevar a cabo exitosamente ninguna actividad, pretender resolver actividades del hogar, escuela, trabajo y cuestiones sociales, sin considerar que dichas acciones requieren de esfuerzo, tiempo y dedicación para su elaboración, por lo que la complejidad de dichas actividades incrementa, y por consiguiente su resolución se posterga sin obtener resultados favorables para ninguna.

La procrastinación, como síndrome que evade el responsabilizarse posponiendo tareas, puede llevar al individuo a refugiarse en actividades ajenas a su cometido. La costumbre de posponer, si bien no se ha demostrado cabalmente, puede generar dependencia de diversos elementos externos, tales como navegar en Internet, leer libros, salir de compras, comer demasiado o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, entre otras, como pretexto para eludir alguna responsabilidad, acción o decisión.

Este problema de salud no necesariamente está ligado a la depresión o a la baja autoestima. El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores para posponer (por ejemplo: al no atender una llamada o una cita donde se espera llegar a una decisión).

Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción:

  • Procrastinadores eventuales, cuya actitud evasiva no se repite habitualmente.
  • Procrastinadores crónicos, cuya conducta evasiva es constante y repetida en el tiempo.

Los segundos son los que comúnmente denotan trastornos en los comportamientos antes mencionados. Algunos autores afirman que existen en la actualidad conductas adictivas que contribuyen a este trastorno de evasión, se refieren, por ejemplo, a adicciones como:

  • La televisión.
  • La computadora u ordenador, y más concretamente a Internet.
  • El teléfono móvil.
  • Principalmente el uso de redes sociales.

Otros autores afirman que tales adicciones no existen; no obstante, pese a que ya hay propuestas de tratamiento para este tipo de problemas conductuales (terapia cognitivo-conductual sobre todo), se trata de un tema muy nuevo, en el que aún hace falta realizar mucho trabajo de investigación.

Por otra parte, el llamado «síndrome del estudiante» (el hecho de que muchos estudiantes pospongan la entrega de sus trabajos hasta el último minuto del día de la fecha límite o el estudio hasta el día antes del examen) está presente, al parecer, también en otros grupos sociales: en las temporadas en las que se acerca la fecha límite para pagar los impuestos (para presentar las declaraciones mensuales o anuales), las oficinas donde se llevan a cabo esos trámites (los bancos, por ejemplo) se saturan de personas que asisten a realizar ese trámite solo hasta el último momento. Asimismo, es una conducta procrastinativa la que consiste en coleccionar muchas opciones como excusa para no decidirse por ninguna en concreto.

La procrastinación, en particular, es un problema de autorregulación y de organización del tiempo. Su solución consistiría, entre otras cosas, en lograr una adecuada organización del tiempo, concentrándose en realizar las tareas importantes que tienen un plazo de finalización más cercano. Quien pospone o procrastina una decisión, por no sentirse preparado —esperando que todo se resuelva por sí solo— suele aducir que lo hará después «… en cuanto tenga tiempo», con lo que está presentando, en el fondo, una conducta evasiva.

Causas y consecuencias. Podríamos definir la procrastinación como posponer un deber, o quitar tiempo a una obligación para destinarlo a otra. En definitiva, el arte de dejar para mañana lo que se debería haber resuelto hoy. Procrastinar es postergar o evitar un trabajo que debería hacerse.

William Knaus, en «Superar el hábito de posponer», propone una serie de características personales que son propias de las personas con tendencia a la postergación.​

  • Creencias irracionales: basadas en una pobre autoimagen y autoconcepto de sí mismos que les hace verse como inadecuados o incompetentes, o ven al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir.
  • Perfeccionismo y miedo al fracaso: postergar, y justificar un resultado final por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el miedo al fracaso, en tareas donde no hay garantías de éxito. Son personas perfeccionistas y autoexigentes, que se marcan metas poco realistas.
  • Ansiedad y catastrofismo: el cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad. La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito antes de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir complacencia, escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado vivir.
  • Rabia e impaciencia: las exigencias desmesuradas y el catastrofismo provocan también rabia e impaciencia. Pueden surgir ideas del tipo «yo debería ser capaz de realizar esto solo» «¡qué idiota que soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas personas perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se muestran agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de enfado-rebelión que empeora su rendimiento.
  • Necesidad de sentirse querido: el deseo de realizar tareas sobre la base de la recompensa en forma de amor o aceptación de los demás. La creencia que subyace es: «todos deberían amarme para poder amarme a mí mismo». Basa su valía como persona en la aceptación y atención recibida. Si se les recompensa con sus demandas implícitas se sienten fuertes psicológicamente y por el contrario se sienten inválidas cuando no obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas aceptan todo tipo de demandas de los demás con el fin de agradar.
  • Sentirse saturado: el trabajo se les acumula, y se ven incapaces de establecer prioridades; esto provoca sentimientos de ansiedadsaturaciónestrésangustiaindecisiónimpotenciainmovilización y fracaso, lo que cierra un círculo vicioso del que no pueden escapar.

Existen tres tipos de procrastinación:

  • Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso. Es un problema de autoestima.
  • Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más remedio que realizarla. Es un problema contrario al anterior.
  • Por indecisión, típico de las personas que, intentando realizar la tarea, se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión. Se denomina también complejo de Penélope (la mujer de Ulises, que tejía y destejía siempre la misma tela para evitar casarse con los pretendientes al reino insular de Itaca mientras esperaba que volviera Ulises).

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Cierto es que todos procrastinamos alguna vez o bastantes veces. Mi consejo es que las tareas que tardes menos de 10 minutos en hacerlas las realices en el momento y no las dejes para mañana.

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PSICOLOGIA DEL TRABAJO

La Psicología de las Organizaciones se puede definir como una disciplina desde la que se pretende arrojar luz sobre las peculiaridades y características del comportamiento que las personas desarrollan en uno de los ámbitos sociales más característicos y representativos de la sociedad contemporánea: la organización.

La psicología del trabajo y de las organizaciones es un área especializada de la psicología cuyos antecedentes son la psiquiatría, la neurología, la economía, psicología industrial y la psicología social. Es una disciplina científica que estudia la conducta del ser humano y sus experiencias en el contexto del trabajo y la organización desde una perspectiva individual, grupal y organizacional. Tiene por objetivo describir, explicar y predecir estas conductas, pero también resolver problemas concretos que aparecen en estos contextos. Su finalidad principal se resume en dos: mejorar el rendimiento y la productividad así como potenciar el desarrollo personal y la calidad de vida laboral de los empleados en el trabajo. De este modo la psicología del trabajo y de las organizaciones intenta conocer, describir, evaluar y diagnosticar diferentes aspectos de la organización, como su estructura, clima, cultura, sus sistemas sociales y sus procesos. En los procesos sociales cabe señalar el poder, influencia, cultura, dirección y negociación, que juntan lo social y lo organizacional dentro de la entidad organizacional, como aspectos en los cuales se interesa la psicología organizacional.

Asimismo, aunque haya una estrecha relación entre la psicología del trabajo y la de las organizaciones, también existen algunas diferencias. Por su parte, la psicología del trabajo, se preocupa de la actividad concreta de cada trabajador y se interesa más por el tipo de tareas que tiene, el ambiente laboral, los horarios laborales, la carga de trabajo, conflictos de rol, el síndrome de desgaste profesional o burn out y el error del trabajador.  Mientras que la psicología de las organizaciones tiene un enfoque más amplio y estudia más allá del trabajador: la organización en la que está inmerso y su relación con ésta.​ Ambas perspectivas se consideran complementarias para entender la conducta de los trabajadores en sus empresas y cada una se centra en unos objetos de estudio.

Existen perspectivas críticas a los primeros desarrollos e intervenciones por considerarlos orientados a contribuir con los empresarios para elevar el rendimiento de la fuerza de trabajo y lograr objetivos de productividad. Dichas perspectivas introducen dimensiones novedosas que proponen diferentes caminos de desarrollo. 

El análisis del empleo tiene algunos métodos diferentes, pero implica principalmente la recogida sistemática de información acerca de un trabajo. Esto conlleva a un proceso de reflexión histórica del trabajo desde la evolución del ser humano. El análisis de trabajo orientado a la tarea, implica un examen de los deberes, tareas, y/o competencias requeridas por un trabajo, mientras que un análisis de trabajo orientado al trabajador, implica un examen de los conocimientos, destrezas, habilidades y otras características (KSAOs) necesario para realizar con éxito el trabajo. La información de análisis del trabajo se utiliza para muchos propósitos, incluyendo la creación de procedimientos de trabajo relevante de legislación y estatutos organizacionales, análisis de planes estratégicos, diseño de la estructura organizacional, reclutamiento y selección de personalevaluaciones de desempeño, estudios de la cultura y el clima laboral, la calidad de vida de los trabajadores, sistemas de compensación y los criterios, o los programas de capacitación. Cuestionario de análisis de posición es un análisis particular que se utilizan para determinar las características de un individuo en el trabajo y los relaciona con características humanas.

La psicología organizacional implica investigar, estudiar y analizar las leyes, estatutos, normas y reglamentos de una organización, así como también los sistemas de gerencia y planificación de la misma. En base a ello, se podrá generar un diseño de la división o el modelo del trabajo acorde a las necesidades de una organización.

Las personas que ejercen la psicología del trabajo y las organizaciones suelen trabajar con especialistas en recursos humanos para diseñar (a) los procesos de reclutamiento y (b) los sistemas de selección de personal. Contratación de personal es el proceso de identificación de candidatos calificados en la fuerza de trabajo y conseguir que soliciten puestos de trabajo dentro de una organización. Procesos de selección de personal incluyen el desarrollo de las ofertas de empleo, la colocación de anuncios, definiendo las cualificaciones clave para los solicitantes, y descartar a los solicitantes calificados.

Selección de personal es el proceso sistemático de la contratación y promoción del personal. Los sistemas de selección de personal emplean prácticas basadas en la evidencia para determinar los candidatos más calificados. La selección del personal implica tanto a el recién contratado como a las personas que puedan ser promovidas desde dentro de la organización. Las herramientas de selección más comunes incluyen pruebas de habilidad (e.g., cognitivas, físicas, or psico-motor), pruebas de conocimiento, pruebas de personalidad, entrevistas estructuradas, la recogida sistemática de datos biográficos, y muestras de trabajo. Psicólogos I-O deben evaluar las pruebas en relación con el grado en que las herramientas de selección predicen el desempeño laboral, la evidencia que apoya sobre la validez de las herramientas de selección.

Los procedimientos de selección de personal suelen ser validados, es decir, que se muestra a ser el trabajo pertinente, utilizando uno o más de los siguientes tipos de validez: validez de contenidovalidez de constructo, y/o validez relacionada con criterio. Psicólogos I-O se adhieren a las normas profesionales, como Sociedad de Psicología Industrial y Organizacional (SIOP) Principios para la validación y aplicación de los procedimientos de selección de personal​ y los Normas para la Educación y pruebas psicológicas. The Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo Uniform Guidelines también son influyentes en la orientación de la selección de personal a pesar de que han sido criticados como obsoletos en comparación con el estado actual del conocimiento en I-O psicología.

Psicólogos I-O no sólo ayudan en la selección y evaluación de personal para puestos de trabajo, sino que también ayudan en la selección de los estudiantes para el ingreso a los colegios, universidades y escuelas de posgrado y profesionales, así como la evaluación de los logros de los estudiantes, la aptitud de los estudiantes, y el desempeño de los maestros y escuelas. Cada vez más, los psicólogos I-S están trabajando para la evaluación educativa y las organizaciones de evaluación y divisiones.

Un meta-análisis de los métodos de selección de la psicología personal encontró que habilidad mental general fue el mejor predictor global del rendimiento en el trabajo y el rendimiento de formal.

La valoración del desempeño evaluación del desempeño es el proceso de medición de comportamientos en el trabajo de un grupo o de un individuo y los resultados contra las expectativas del trabajo. ​ La evaluación del desempeño se utiliza con frecuencia en las decisiones de promoción y compensación, para ayudar a diseñar y validar los procedimientos de selección de personal, y para la gestión del rendimiento.21​ La gestión del rendimiento es el proceso de proporcionar retroalimentación sobre el desempeño en relación con las expectativas e información de mejora (e.g., coaching, mentoring). La gestión del rendimiento también puede incluir la documentación y el seguimiento de la información de desempeño para fines de evaluación a nivel organizacional.

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La situación laboral que estamos atravesando es muy precaria como consecuencia del COVID 19. Esta pandemia ha dejado consecuencias no solo en el ambito sanitario, también en el laboral.

Decenas de puestos de trabajo se estan perdiendo como consecuencia de la crisis económica, empresas que criamos que jamás cerrarían lo estan haciendo. Probablemente tú que estas leyendo este post te encuentres en una situacion laboral similar y por mucho que le das vueltas a la cabeza no encuentras una solucion.

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¿ESTAS TRISTE? ¡DESCUBRELO!

La tristeza es una de las seis emociones básicas (no natales) del ser humano según Paul Ekman, junto con el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa. Es una clase de dolor emocional o estado afectivo provocado por un decaimiento espiritual y expresado a menudo mediante el llanto, el rostro abatido, la falta de apetito, la lasitud etc. A menudo nos sentimos tristes cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando las circunstancias de la vida son más dolorosas que alegres. El sentimiento opuesto es la alegría.

La palabra española tristeza viene del latín, tristicia, aunque también era conocida con el helenismo melancolía; en el mundo antiguo era considerada una enfermedad psicosomática derivada, en la teoría de los cuatro humores de Hipócrates, del predominio de la bilis negra;​ este gran médico antiguo enumera sus síntomas: falta de apetito, abulia, insomnio, irritabilidad, agitación,​ y precisa en sus Aforismos que se vuelve patológica cuando une «todos los miedos y abatimientos, si duran mucho tiempo». Muchos de los rasgos descritos por Hipócrates se encuentran entre los síntomas definitorios de la depresión para la medicina moderna. Desde el punto de vista de la astrología, se producía por la influencia del planeta Saturno.

En la Edad Media llegó a ser considerada uno de los ocho pecados o vicios capitales en la lista de los Siete pecados capitales de Gregorio Magno, quien acogió la acidia en la pereza para reducir el número).​ Tomás de Aquino la define en el «Tratado de las pasiones» que incluye en su Suma teológica como una pasión del alma de la especie del dolor, pero en su modalidad interna y no externa, y de carácter espiritual, no físico. Procede de la frustración de un deseo, la pérdida de un bien o la presencia de un mal; propone cinco remedios para aliviarla o mitigarla: el placer o delectatio, que es el descanso del alma como la tristeza es su cansancio; el segundo es el llanto, desahogo del dolor que impide su enquistamiento y lo alivia; el tercero es la compañía y el amor de los amigos; el cuarto es la «contemplación de la verdad»; el quinto es, curiosamente, «el sueño y el baño».

La tristeza puede ser también un síntoma del trastorno médico de la depresión o la distimia, que se caracteriza, además de por un abatimiento general de la persona, por el descenso de la autoestima  y los sentimientos de pesimismodesesperanza y desamparo, por una tristeza profunda y crónica, esto es, duradera en el tiempo. En psiquiatría se habla de tristeza patológica cuando hay una alteración de la afectividad que produce un descenso del estado de ánimo, que puede incluir también anhedonia, pesimismo, desesperanza y disminución de la motivación. La tendencia alternativa entre las emociones de alegría y de tristeza es la labilidad emocional.

Los síntomas más evidentes de la tristeza en el ser humano son el llanto, la lasitud o desgana, la astenia, marasmo o estolidez, el nerviosismo y el decaimiento moral.

La tristeza es una experiencia común en la infancia. Algunas familias pueden tener la idea (consciente o inconsciente) de que la tristeza no debe «permitirse» en esta época de la vida, pero Robin Skynner ha sugerido que esto puede causar problemas, argumentando que si se elimina la tristeza la gente puede volverse superficial y maníaca. El pediatra T. Berry Brazelton sugiere que reconocer la tristeza puede hacer más fácil que las familias aborden problemas emocionales más serios.

La tristeza es parte del proceso natural del niño que se separa de una simbiosis temprana con la madre y se vuelve más independiente. Cada vez que un niño o niña se separa un poco más, tendrá que hacer frente a una pequeña pérdida. Si la madre no puede permitir el menor sufrimiento involucrado en este proceso, el niño nunca podrá aprender a lidiar con la tristeza por sí mismo. Brazelton sostiene que «animar» demasiado a un niño devalúa la emoción de la tristeza para ellos;​ y Selma Fraiberg sugiere que es importante respetar el derecho del niño a experimentar una pérdida completa y profundamente.

Margaret Mahler también vio la capacidad de sentir tristeza como un logro emocional en contraposición, por ejemplo, a protegerse a través de la inquieta hiperactividad. D. W. Winnicott también vio en el llanto triste la raíz psicológica de valiosas experiencias musicales en la vida posterior.

La tristeza es necesaria como desahogo, pero debe controlarse para que no se prolongue y cause daño al volverse una patología o enfermedad mental crónica. Daniel Goleman explica que «las personas solas a menudo tienden a estar tristes… Por desgracia, dejarlos caer solo empeora su estado. La única estrategia que adoptan es quedarse solas…»​ «rumiando y ahogando el dolor», algo contraproducente. La atención y la paciencia con la tristeza es la única manera de enseñar a las personas a salir de la soledad.​ Goleman sugiere dos alternativas positivas que recomiendan las terapias cognitivo-conductuales: «Una de ellas, aprender a controlar las emociones negativas para convertirlas en pensamientos positivos. La otra consiste en ocupar la mente con actividades placenteras». Las teorías de las relaciones de objeto, sin embargo, sugieren la utilidad de permanecer en la tristeza: «Es importante transmitir a una persona que su tristeza es «aceptada» más fácilmente cuando se le ofrece un «apoyo emocional» para ayudar a superar esta tristeza».​ Tal enfoque se alimenta de la creencia subyacente en que la pérdida (cuando se siente sinceramente) puede conducir a una nueva fase de vitalidad y a un re-compromiso con el mundo exterior.

Cuando algunas personas se sienten tristes, prefieren retirarse de su entorno y, gracias a ello, son más capaces de salir de ella. A expensas de los individuos que tienen su propia manera de curar su tristeza pueden pasar tiempo con otras personas o con una mascota o animal de compañía, o expresar esta tristeza de varias maneras, por ejemplo bailando, escribiéndola o creando arte. En todo caso, algunos de los mecanismos de adaptación y resiliencia incluyen buscar el apoyo de otros, pasar tiempo con una mascota o participar en cualquier actividad que le ayude a expresar ese sentimiento o a dar dimensiones agradables a la vida. Otras personas pueden ser temporalmente excluidas del entorno social siempre y cuando esto ayude a recuperarse de su decaimiento. Para los que padecen tristeza de un modo orgánico y patológico (es decir, originado por su organismo como enfermedad) existe también el tratamiento farmacológico y los procedimientos complementarios ya citados. El cultivo de las virtudes teologales y de las virtudes cardinales ayuda asimismo.

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Esta pandemía ha traído tristeza e incertidumbre a nuestras vidas. Debido ya a su larga duración la economía de los paises esta en números rojos y, con ello, el bolsillo de cada uno de nosotros.

Tú que has perdido el trabajo o, tú, que eres autonomo y que ves que cada día los gastos superan los ingresos. Seguro que a veces has pensado en ganar algún dinero extra haciendo trabajos poco éticos.

Estoy aquí para escucharte y darte animos. Esto pasará, no lo dudes.

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TRAUMA PSIQUICO

Generalmente se denomina trauma psíquico o trauma psicológico tanto a un evento que amenaza profundamente el bienestar o la vida de un individuo, como a la consecuencia de ese evento en el aparato, estructura mental o vida emocional del mismo.

En los términos de la psiquiatría un trauma es definido, indirectamente, como exposición personal directa a un suceso que envuelve amenaza real o potencial de muerte, grave daño u otras amenazas a la integridad física personal, ser testigo de un suceso que envuelve muerte, daño o amenaza a la integridad física de otra persona, enterarse de la muerte no esperada o violenta, daño serio, amenaza de muerte o daño experimentado por un miembro de la familia u otra relación.

El primero en empezar a extender el concepto de incluir en la génesis de un trauma los aspectos emocionales, fue Charcot, quien sugiere: «Es siempre necesario, al lado del «traumatismo» (por lo que se refiere al suceso traumático), considerar el factor que, muy probablemente, ha jugado un papel más importante en la génesis de los accidentes, (quiere decir los síntomas subsecuentes a la ocurrencia) que la herida misma. Me refiero al terror experimentado por el paciente en el momento del accidente.

Charcot también introdujo un concepto que más después tendría una asociación profunda con el de trauma, el de «Condition seconde»: un estado que parece afectar las acciones de los individuos sin que estos se den cuenta o, a lo más, débilmente. Más tarde esta «condition seconde» llegó a ser llamada el «inconsciente«.

Uniendo esos conceptos, Charcot postula el siguiente escenario en la génesis de las histeria: hay un incidente, que da origen a ideas y emociones (por ejemplo, la realización de que uno casi murió a consecuencia de un accidente y el horror sentido en consecuencia). Lo anterior es seguido, en su opinión, por un periodo de elaboración y un «momento hipnótico» (pérdida de consciencia), que lleva a la producción de síntomas.

Josef Breuer da el siguiente paso en el desarrollo del concepto de trauma. Él nota en el famoso caso de «Anna O», que revivir el incidente traumático parece aliviar los síntomas. «Habría sido capaz de sospechar que éste era el caso, si no fuera porque en las mismas tardes que ella, durante la hipnosis, hablaba de lo que fuera que la había preocupado en el mismo día en 1881, yo podía, mediante un diario mantenido por su madre, comprobar más allá de cualquier duda la realidad de los eventos. Esta revisión del año anterior continuó hasta que la enfermedad llegó a su punto final, en junio de 1882»

Adicionalmente, Breuer nota una nueva situación: la aparición de síntomas en algún momento determinado no parece ser debida a un trauma en el sentido hasta ahora dado, de un acto externo, que realmente amenaza la vida o el sentido del ser del individuo. En una ocasión, la paciente cae dormida mientras cuida a su padre que está enfermo. Mientras duerme, sueña que una serpiente negra ataca al padre. En el sueño, ella es incapaz de evitar que la serpiente se acerque al padre. Es como si ella tuviera paralizado su brazo derecho. Sucede que mientras dormía, su brazo estaba atrapado debajo de ella, y fue víctima de lo que normalmente sucede en esas circunstancias: fue «a dormir». El incidente terminó al despertar, sin, aparentemente, ninguna consecuencia. Sin embargo, al día siguiente, cuando ella trató de recoger algo que había caído entre las ramas de un arbusto, una rama seca le recordó la serpiente de su pesadilla. Inmediatamente su brazo se hizo rígido, situación que se repitió en el futuro cada vez que algo le recordaba la serpiente. .

Como es obvio, el «incidente traumático» sólo sucedió en un sueño. Quizás, se puede especular, la importancia del incidente traumático no es tanto en su impacto obvio, físico, sino en su capacidad de evocar respuestas profundamente emocionales. Pero no todas las emociones fuertes parecen causar trauma. ¿Cómo podemos explicar esto? Ese tipo de especulaciones prepararon el camino al segundo gran momento en el desarrollo del concepto.

El concepto de trauma como explicación de problemas psicológicos ha entrado al vocabulario moderno común, por tanto es imposible para la medicina ignorar su uso. Desde este punto de vista, se considera un trauma cualquier suceso estresante extremo, algo fuera del ámbito de la experiencia humana normal, al menos para el grupo social al cual el individuo pertenece, y que produce consecuencias negativas tanto en la conducta como las emociones del individuo, problemas o síntomas que se ven como debidos a trastornos de ansiedad.

Desde esta perspectiva, y aunque en general se acepta que el estrés es un factor al menos contribuyente en la génesis y evolución de muchas enfermedades, tanto fisiológicas como mentales, se reconocen tres síndromes específicos debidos a exposiciones a tales situaciones extremas: trastorno por estrés postraumáticotrastorno por estrés agudo y el trastorno traumático del desarrollo.

A pesar de que un trauma (incluso en su definición como suceso estresante extremo) es generalmente concebido como algo que necesariamente tiene repercusiones negativas, varios autores han hecho notar que algunos individuos, como por ejemplo, algunos de los supervivientes de los campos de exterminio, han superado tales experiencias y han llegado a convertirse en figuras ejemplares.

Este “crecimiento postraumático” parece deberse a cambios en la manera que la persona se concibe a sí mismo como de su relación con otros, y va acompañada en general de cambios profundos en cuestiones filosóficas, espirituales o religiosas.

De acuerdo a Lawrence G. Calhoun y Richard Tedeschi, profesores en la Universidad de Carolina del Norte (en Charlotte), “los reportes de crecimiento a continuación de un trauma superan ampliamente los reportes de desórdenes psiquiátricos”. Ellos aducen que esos cambios positivos incluyen mejoramiento en las relaciones, nuevas posibilidades en la vida personal, mejor apreciación de la vida, un sentido mayor de fortaleza personal y desarrollo espiritual, y que aparentemente hay una paradoja básica comprendida por los sobrevivientes de un trauma que reportan ese crecimiento postraumático: sus pérdidas también han producido ganancias invaluables. Ellos también encuentran más fácil llegar a intimar con otros y tienen grados mayores de compasión con aquellos que experimentan dificultades”.

Es conveniente tener presente que Calhoum y Tedeschi no están sugiriendo que tal crecimiento es fácil o libre de sufrimiento: el crecimiento postraumático puede ocurrir en un contexto de considerable sufrimiento y problemas psicológicos, por lo tanto, no se debe focalizar en este aspecto a costa de minimizar o menospreciar esa pena y ese sufrimiento. El crecimiento parece venir más de las tentativas de adaptación o hacer frente que del trauma mismo. Además, hay un número significativo de personas que experimenta poco o ningún crecimiento a pesar de que luchan duramente para hacer frente a la experiencia del trauma.

¡Esto no es todo amig@!

Todos hemos sufrido traumas en nuestra infancia, adolescencia o edad adulta pero estamos de acuerdo que los traumas que nos marcan durante el resto de nuestra vida son los que ocurren cuando somos bebes o niños por un simple motivo: porque en la infancia no tenemos los recursos psicologicos necesarios para afrontarlos así que muchas veces pasan a nuestro inconsciente.

Y es que en la infancia se marca la personalidad de cada uno de nosotros: somos extrovertidos o introvertidos según esas huellas infantiles o somos personas altruistas o no por lo mismo. Es decir, lo que marca nuestra personalidad adulta son esa serie de traumas superados o no. Por eso es tan importante ir a un profesional de la salud mental a su debido tiempo.

Es un acto muy valiente pedir ayuda si hay algo que tu no puedes solucionar porque no tienes las herramientas adecuadas.

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¿ADICCIÓN A LAS COMPRAS?

La adicción a la compra se define como la deficiencia del control de impulsos que se manifiesta en el afán por efectuar continuamente compras nuevas, en su inmensa mayoría de productos innecesarios o superfluos.  

La adicción a la compra ha recibido especial atención a partir de la década de 1980, cuando se hizo patente un espectacular aumento del número de personas que la padecía.

Existen tres tipos de manifestaciones conductuales de la adicción a la compra, con distinta repercusión en la vida de las personas. Se pueden presentar, conjunta o independientemente y de forma más o menos intensa cada una de ellas.  

La atracción por los estímulos de consumo o adicción a la compra como actividad de ocio. Se trata de la tendencia excesiva e incontrolada a utilizar la compra como actividad de ocio, a menudo de una forma exclusiva y absorbente.

Adicción a la compra y compra compulsiva Por adicción al consumo, se entiende el afán por efectuar continuamente compras nuevas, en su inmensa mayoría de cosas innecesarias o superfluas. El concepto de compra compulsiva se refiere al proceso psíquico por el que muchas personas no son capaces de controlar sus deseos o impulsos y someterlos a la reflexión o la crítica antes de la compra. Por supuesto no todas las compras imprevistas o no planificadas son compras compulsivas.

Falta de autocontrol económico: es la incapacidad constante y grave de ajustar los hábitos de gasto a las posibilidades económicas de cada sujeto.

Se ha estudiado la relación de la adicción a la compra con otros trastornos, especialmente con los depresivos, la ansiedad. También se ha relacionado esta adicción con la baja autoestima y con determinados rasgos de personalidad como la impulsividad, el materialismo y el hedonismo.

Dado que el hecho de que las personas compren más de lo necesario es habitual y aceptado en nuestra sociedad, los comportamientos más excesivos tardan tiempo en ser considerados como patológicos. Por lo general, la adicción a la compra se manifiesta entre los 20-30 años, pero no suele detectarse hasta que, años después, esta adicción ha llevado a quien la padece a una situación de quiebra económica, por la acumulación de deudas, y, sin embargo no es capaz de cambiar su comportamiento. En el afrontamiento del problema suelen presentarse dos fases. En la primera el propio entorno del sujeto, los servicios sanitarios de atención primaria, las organizaciones de consumidores u otras entidades, son las que detectan el problema y tratan de solucionarlo. Cuando, por la gravedad del caso, o por la existencia de otros trastornos asociados, no es posible solventarlo, intervienen profesionales especializados, habitualmente psicólogos o psiquiatras.

¿Cuándo se compra?: Conocer las situaciones que predisponen al sujeto a la compra compulsiva se puede modificar el comportamiento, actuando especialmente sobre esas circunstancias o estados.

¿Qué se compra?: Conocer cuál es el tipo de productos hacía los que el consumidor dirige sus compras excesivas, nos va a dar pistas muy importantes sobre el trasfondo del problema. Por ejemplo, el exceso de compras relacionadas con la apariencia física puede indicar problemas de autoestima o de valoración de la propia imagen.

Formas de pago y de control económico: es una cuestión esencial, ya que los problemas de adicción a la compra suelen estar están asociados con el uso excesivo de tarjetas y otros instrumentos de créditos. Por ello es fundamental conocer los instrumentos de pago utilizados.

La inclusión de este problema dentro de los trastornos “obsesivo-compulsivo”, y su relación con la depresión, ha conducido a utilizar determinados fármacos antidepresivos para su tratamiento, evidenciándose, en algunos casos, buenos resultados. Dentro de los medicamentos antidepresivos, se ha prestado especial atención a aquellos que cuyo efecto se relaciona con un neurotransmisor cerebral, la serotonina.

En el tratamiento de la adicción a la compra no se puede pretender apartar a quién lo padece de la conducta a la que es adicto (la compra)sino que debe ser capaz de enfrentarse a los estímulos consumistas que le rodean (tiendas, escaparates, publicidad), manteniendo el autocontrol. Por ello, las técnicas psicológicas más empleadas son de tipo conductista, especialmente las de control de estímulos y prevención de respuesta.

Control de la exposición a los estímulos y prevención de respuesta Frente a los problemas que, como la adicción a la compra, se manifiesta por la impulsividad y la pérdida de control ante determinados estímulos, una de las alternativas terapéuticas más obvias es evitar la exposición a esos estímulos. Este principio es tan elemental que los consumidores que intentan enfrentarse a la compra compulsiva o al gasto excesivo, suelen empezar empleando estos procedimientos: no pasean por calles donde hay tiendas, evitan mirar los catálogos de ofertas o de ventas por correo, no entran en comercios, etc. Para los adictos al consumo es más fácil limitar su “exposición” a los estímulos de consumo, que tratar de vencer su influencia una vez que se encuentran frente a ellos.

Técnicas de modificación de respuesta. Tratan de eliminar las respuestas impulsivas o inapropiadas a los estímulos, consiguiendo que el sujeto aprenda otras respuestas alternativas. Una estrategia muy habitual es llevar a cabo una exposición intensa y prolongada a los estímulos, impidiendo la respuesta que se quiere evitar, en este caso la compra compulsiva..

En el tratamiento de la adicción al consumo, resulta muchas veces de gran utilidad que otras personas, generalmente amigos, familiares, o técnicos en consumo, intervengan para ayudar al adicto a controlar sus gastos y evitar los comportamientos impulsivos. A menudo, el adicto tiene que aceptar que, hasta que recupere el autocontrol, sus cuentas, sus tarjetas, y toda su economía sea supervisada por otra persona que se convierte en “tutor voluntario”. Es posible que tenga que aceptar también no ir solo a centros comerciales y otro tipo de limitaciones, incluso, de naturaleza jurídica.

Las técnicas de autorregistro se basan en que la propia persona apunte las actividades que realiza para, posteriormente, poder recordarlas y analizarlas. Puede ir desde una simple contabilidad personal de ingresos y gastos, en los casos más leves de simple descontrol económico, a un diario detallado de acontecimientos y estados de ánimo para los casos más graves de adicto al consumo. En este último caso sirve para obtener claves sobre la conducta que pasarían desapercibidos al propio sujeto y, además, es un medio terapéutico en sí mismo que ayuda a comprender y reflexionar sobre su comportamiento a la persona que lo realiza. La eficacia de esta técnica en la adicción al consumo y para el autocontrol del endeudamiento y el gasto impulsivo es tan clara que, de una u otra forma, suele incluirse en todos los programas de tratamiento.

De forma similar a otras adicciones, se han llevado a cabo experiencias de terapia de grupos y grupos de autoayuda, siguiente un modelo similar al que se desarrolla en otras adicciones.

¡Esto no es todo amig@!

Ya sabes que puedes contar conmigo para todo, cuéntame tus ideas y preocupaciones, cuéntame todo eso que hoy por hoy te quita el sueño. Te aseguro que solo con contárselo a alguien que sabes que no te va a juzgar, solo con eso, te vas a sentir liberada.

Con el problema económico y sanitario, la adicción a las compras ha menguado bastante a nivel de tiendas físicas pero ha crecido en el mercado online. Y, es precisamente ahora cuando (como en cualquier adicción) tendemos a gastar nuestro tiempo libre gastando dinero y mas dinero en cosas que, realmente no nos hacen falta.

A veces gastamos mucho dinero, incluso mas de lo que tenemos. Aquí podemos hablar de psicopatologias.

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¡DA EL PASO Y ATRÉVETE! Todos tenemos problemas y eres muy valiente en pedir ayuda ante una serie de preocupaciones que no sabes como resolver.

Por favor, no soluciones tus problemas y preocupaciones con medicamentos ansiolíticos. Lo único que harás es añadir un problema más a los que tú ya tienes.

Y ahora te pregunto ¿HABLAMOS?

LO QUE NO SABES SOBRE EL OCIO

Comúnmente se llama ocio al tiempo libre que se dedica a actividades que no son ni trabajo ni tareas domésticas, y que pueden ser consideradas como recreativas. Es un tiempo recreativo que se usa a discreción. Es diferente al tiempo dedicado a actividades obligatorias o esenciales, como comer, dormir, hacer tareas vinculadas a cierta necesidad, etc. Las actividades de ocio se hacen en el tiempo libre, y no por obligación.

La distinción entre las actividades de ocio y las obligatorias no es estricta, y depende de cada persona; así estudiar, cocinar o hacer música, puede ser ocio para unos y trabajo para otros.

El ocio se puede emplear en actividades motivadoras y productivas. Por otro lado, el ocio en la Antigua Grecia era considerado el tiempo dedicado, principalmente por filósofos, a reflexionar sobre la vida, las ciencias y la política.

Desde una perspectiva más actual, el ocio no es un fenómeno aislado y se manifiesta en diferentes contextos según los sentidos y significados producidos/reproducidos culturalmente por las personas en sus relaciones con el mundo. El ocio participa de la compleja trama histórico-social que caracteriza la vida en sociedad, y es uno de los hilos tejidos en la red humana de significados, símbolos y significaciones.

En la vida cotidiana, el ocio constituye relaciones dialógicas con otros campos además del trabajo: la educación, la política, la economía, el lenguaje, la salud, el arte, la ciencia y la naturaleza, entre otras dimensiones de la vida, siendo parte integrante y constitutiva de cada sociedad (Gimes, 2010).

De este modo, el ocio es entendido como una necesidad humana y dimensión de la cultura caracterizada por la vivencia lúdica de manifestaciones culturales en el tiempo/espacio social. Así, el ocio se constituye en la articulación de tres elementos fundamentales: la ludicidad, las manifestaciones culturales y el tiempo/espacio social. Juntos, estos elementos configuran las condiciones materiales y simbólicas, subjetivas y objetivas que pueden – o no – hacer del ocio un potente aliado en el proceso de transformación de nuestras sociedades, convirtiéndolas en más humanas e inclusivas.

Las manifestaciones culturales que constituyen el ocio son prácticas sociales experimentadas como disfrute de la cultura, tales como: fiestas, juegos, paseos, viajes, música, poesía, grafiti y murales, pintura, escultura, danza, vivencias y expresiones corporales, juegos electrónicos y experiencias virtuales, fotografía, teatro, actividades comunitarias, ferias con nuevas modalidades de intercambio, actividades recreativas y deportivas, festivales y eventos artísticos, variadas modalidades de educación popular local, espacios de conversación y debate etc.​

Desde esta perspectiva re-significada, el ocio puede generar una vivencia de apertura marcada por una actitud que rompa y transgreda con lo permitido y con lo lícito, mostrándose muchas veces al borde de lo socialmente adecuado y aceptado. Justamente a esto se debe uno de los grandes temores, así como peligros, que representa el ocio para el mantenimiento del statu quo. De aquí surge, en parte, el intento de acallar y prohibir la disrupción, contracorriente, alteridad e innovación subversiva, y todo aquello que puede expresar un ocio polémico, caótico, contra-hegemónico y catalizador.

En los estudios sobre el ocio difundidos en Occidente es posible verificar que las raíces de este abordaje generalmente son localizadas en la Grecia clásica o en la modernidad europea. Estas dos interpretaciones son divergentes en términos de ocurrencia histórica del ocio y generan intensos debates académicos: para algunos, la existencia del ocio es observada desde las sociedades griegas, y para otros el ocio es un fenómeno específico de las sociedades modernas, urbanas e industrializadas.

Independientemente del contexto histórico y de las características consideradas, el desarrollo teórico sobre el tema desde finales del siglo XIX posibilitó la sistematización de los conocimientos sobre el ocio, una palabra que hoy – según algunos estudiosos – corresponde a los términos leisure en inglés, loisir en francés y lazer en portugués la doris.

Para algunos autores, ocio proviene del vocablo romano otium. Recuperando el significado de skholé, esta palabra representaba una posibilidad de abstención de las actividades ligadas a la mera subsistencia. Implicaba, necesariamente, las condiciones de paz, reflexión, prosperidad y libertad de tener que realizar las tareas serviles y vinculadas a las necesidades de la vida productiva. Como dependía de ciertas condiciones educacionales, políticas y socioeconómicas, skholé constituía un privilegio reservado a una pequeña parcela de los hombres libres. Para Aristóteles, las personas tenían que aprender a desear el reposo filosófico, pues, es por medio de él que se tornaría posible alcanzar virtudes. De esta forma, en su sentido griego, skholé era vinculada a la posibilidad de descanso y reposo, condición propicia por el distintivo característico de los privilegiados: la abstención de la necesidad de ejercer el trabajo útil o productivo y la posibilidad de dedicación a la contemplación, a la meditación y a la reflexión filosófica.

Como destaca Munné, el otium romano era estratificado socialmente: estaba asociado, en el caso de las elites intelectuales, a la meditación y a la contemplación. Era el otium con dignidad. Por eso, en lo que concierne a las personas comunes, otium significaba descanso y diversión proporcionados por los grandes espectáculos. Esta estrategia hacía referencia a la tradicional expresión “pan y circo” y tenía como finalidad despolitizar al pueblo, reduciéndolo a la condición de mero espectador, evidenciando así el potencial muchas veces alienante, de las formas de entretenimiento masivo.

La conexión que los romanos hicieron entre el otium y el negotium es interesante de comprender. El negotium, palabra latina que originó el término negocio, fue entendido como ocupación y actividad. De esta forma, el trabajo (negocio y comercio) también representaba la negación del otium. Para tener una visión más clara sobre la forma de entender el ocio y el trabajo en la antigüedad greco-romana es importante recordar que, etimológicamente, la palabra trabajo deriva del término latín tripalium, que significaba un instrumento de tortura con el que se obligaba a los esclavos a realizar determinadas tareas. Así, en la visión clásica greco-romana el ocio era mucho más valorizado que el trabajo, algo distinto a lo que ocurrió posteriormente.

En esta perspectiva, desde el siglo XIX el ocio está muy vinculado a las categorías trabajo y tiempo libre – concebidas desde una perspectiva sociológica. Por eso, la sociología es una importante área (pero no la única) que fundamenta las teorías y análisis desarrollados sobre la temática, principalmente por autores de Europa y de los Estados Unidos. El ocio surgió en la modernidad europea en el siglo XXI como fruto de la revolución industrial acontecida, en los principales centros urbanos de Europa, sobre todo en Inglaterra. Para él, el ocio se contrapone al trabajo y corresponde a una liberación periódica del trabajo al fin del día, de la semana, del año y de la vida, cuando se alcanza la jubilación.

Independiente de que la ocurrencia histórica del ocio sea ubicada en la Grecia clásica o en la modernidad europea, es posible observar que Europa, con sus prácticas e instituciones, es considerada como imprescindible y determinante para el “surgimiento” del ocio en todos los rincones del mundo. Así, se perpetúa la idea de que existe una historia única y universal del ocio.

¡Esto no es todo amig@!

A todos nos encanta disfrutar de nuestro tiempo libre, hacer un parón en nuestro estrés del día a día y practicar todas esas actividades que, por falta de tiempo, no hacemos durante la semana y que recrean nuestro cuerpo y nuestra mente.

Es necesario guardar los sábados y domingos y dedicarlos a nosotros mismos en primer lugar y, en segundo lugar a nuestra familia y amigos.

Disfrutar de tu deporte favorito, de una buena película en casa o en el cine, quedar con amigos, leer, dibujar, pintar,… hay tantísimas actividades de ocio que tú puedes practicar disfrutando….! Te animo a que lo hagas.

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HIPNOSIS: UNA TÉCNICA DE RELAJACIÓN

La hipnosis es un estado mental o un grupo de actitudes generadas a través de una disciplina llamada hipnotismo. Usualmente, se compone de una serie de instrucciones y sugestiones preliminares. Dichas sugestiones pueden ser generadas por un hipnotizador o pueden ser autoinducidas (autosugestión). El uso de la hipnosis con fines terapéuticos se conoce como hipnoterapia.

Algunos supuestos indicadores hipnóticos y cambios subjetivos pueden conseguirse sin relajación o larga inducción, hecho que aumenta la controversia y nacen intensos debates que rodean el tema.

La hipnosis tiene aplicación en los campos de la salud, tanto en la psicología como en la medicina. La evidencia apoya su uso clínico para controlar el dolor, el peso, el tratamiento del síndrome de intestino irritable y como adjunto para el comportamiento cognitivo, además de otras terapias. La hipnosis en sí no es una terapia, pero es efectivamente usada como adjunto a éstas.

Hoy en día, la hipnosis es una disciplina científica muy consolidada. Sin embargo, la «hipnoterapia», es decir, «tratamientos hipnóticos en una sesión para solucionar problemas» puede no funcionar, pero la hipnosis resulta en la mayoría de los casos efectiva. La hipnosis es eficaz como apoyo a otros tratamientos, tales como pérdida de peso, dejar de fumar, abandonar fobias, etc.

Por ejemplo, se ha mostrado eficaz para inducir estados de analgesia (no sentir dolor temporalmente), pero no es posible «curar» únicamente con este procedimiento aunque es posible acelerarlo. El caso más famoso de hipnoterapia es el de la cantante Fergie, que decidió recurrir a esta terapia para terminar con sus adicciones.3​ Por lo tanto la hipnoterapia es menos preferible que el uso de técnicas relacionadas con la hipnosis como parte de un paquete integrado psicológico.

Hay que destacar también la profunda vinculación de la hipnosis con el efecto placebo observado en las investigaciones con fármacos, puesto que se logran cambios en la patología o en los síntomas investigados, sin que la droga o tratamiento investigado haya sido el agente de cambio.

La hipnosis clínica en sí, está basada en una modalidad vincular de relación bipersonal o multipersonal. Se considera una forma de comunicación donde el terapeuta se comunica con el mundo de su paciente, a través de vivencias que provoca en él, por medio de la palabra. Tomando como punto de partida el comunicar sensaciones de seguridad, de cuidado, consideración y respeto. De este modo a través de esa relación de comunicación, permite que el paciente atenúe sus mecanismos de defensa de vigilia y se permita alcanzar un estado de intensa serenidad tanto física como mental, logrando un profundo estado hipnótico al volcarse sobre sí mismo. Desde esta perspectiva, la hipnosis clínica se puede ver como un fenómeno de comunicación Sui-géneris, que evoca la comunicación de un ser protegido y de un protector, desprovista de elementos mágicos o de presunta posesión de poderes por parte del hipnoterapeuta. No existe la posibilidad de posesión de poderes pues, del mismo modo que una persona alcanza un estado de trance mediante la labor de un hábil psicólogo o hipnólogo, también puede alcanzar ese mismo y profundo estado con el empleo de un reproductor de sonido, y claramente se puede convenir que un aparato reproductor por más electrónica y tecnología que tenga, no puede poseer poderes mágicos de ninguna naturaleza.

La hipnosis por un lado sigue siendo investigada y aplicada en su forma clásica, pero al mismo tiempo ha generado nuevas disciplinas y líneas de investigación. Entre ellas, se ha desarrollado la programación neurolingüística (PNL), así como la técnica EMDR.

Otro de los usos de la hipnosis son los conocidos shows de hipnosis, donde el hipnotizador tras haber sugestionado a parte del público crea una «obra» donde los actores son las personas hipnotizadas. Uno de los hipnotizadores más conocidos del mundo en este campo es Anthony Cools.

Con el reciente advenimiento de nuevas técnicas de proyección de imagen del cerebro (principalmente exploraciones de MRI, con EEG y animales contribuyendo en un grado inferior) ha habido un resurgimiento de interés en la relación entre la hipnosis y el funcionamiento del cerebro. Cualquier experiencia humana se refleja de cierta manera en los colores que el cerebro ve o por el movimiento subrayado por la actividad en la corteza visual, el sentimiento de temor es mediado por la actividad en la amígdala de modo que la hipnosis y la sugestión tengan efectos observables sobre la función del cerebro. Una edición importante para los investigadores que llevan a cabo proyección de imagen del cerebro es separar los efectos de la hipnosis y de la sugestión, sabiendo que una sugestión dada durante la hipnosis afecte el área X del cerebro no nos dice solo sobre la hipnosis, nos dice también sobre los efectos de la sugestión. Para explicar esto, los experimentos necesitan incluir una «respuesta no hipnótica a sugerencia». Solo de este modo pueden examinarse los efectos específicos de la hipnosis.

La hipnosis puede alterar la percepción y opinión de nuestra experiencia de conciencia de un modo que no es posible cuando la gente no está hipnotizada.

Muchos métodos teóricos se enfocan en mayor o menor medida en aspectos biológicos, fisiológicos y sociales. Algunos descubrimientos de estos estudios indican que no existe un factor que aparezca primariamente y que existen muchos factores que determinan la susceptibilidad de los individuos8

La hipnosis, como forma de conducta natural ha existido desde los orígenes mismos de la humanidad, con diferentes nombres a través de los tiempos, por cierto, pero siendo siempre un mismo fenómeno psiconeurofisiológico. Hoy es entendida la hipnosis cognitiva como un modo, un estilo comunicacional, un estado de receptividad específico y como una predisposición cognitiva a utilizar y optimizar los propios potenciales que cada persona posee.

La hipnosis clínica es una técnica por intermedio de la cual pueden realizarse tratamientos psicoterapéuticos, pero no es un método terapéutico en sí mismo. La hipnosis, para muchos, parece tener una finalidad muy simplificadora de ese arte o técnica que es la psicoterapia. Esta sobre simplificación es un grave error que en mucho perjudica a la hipnología.

Sabemos que para llegar a una meta realmente terapéutica es necesario la puesta en movimiento y la acertada estimulación de las fuerzas madurativas de la personalidad. Sin un «yo» maduro y fuerte, no es posible elaborar los conflictos del pasado, ni las exigencias del presente, y con ello poder encaminar la búsqueda hacia una estable y adecuada salud mental. Donde la hipnosis tiene su más amplio campo de labor es en su utilización dentro de la práctica psicoterapéutica.

Por supuesto con un criterio muy alejado de la supresión de síntomas mediante «omnipotentes» fórmulas de un hipnoterapeuta poco formado en psicología profunda, formulaciones tales como «No tendrá más insomnio», «dejará de beber o fumar porque eso es dañino para su salud», «tendrá satisfacción sexual», «a partir de hoy ya no comerá con exceso», «no se sentirá más angustiado y podrá ser feliz». Estas ingenuidades no conducen a nada y son las responsables de que en ciertas épocas haya sido considerada ineficaz la hipnosis.

¡Esto no es todo amig@!

Seguro que tenias otro concepto de lo que era la hipnosis. No se trata de la típica imagen del divan en el que el psicólogo duerme al paciente, eso pertenece al psicoanalisis y por suerte, este pertenece al siglo pasado.

En algunas psicopatologias o en algunas personas no se pueden aplicar las técnicas de relajación o es mas recomendable utilizar la hipnosis. La hipnosis se puede aplicar en muchos de los trastornos que padeces hoy ¿por que no intentarlo?

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FENÓMENOS Y TRASTORNOS PSICOSOMÁTICOS

El fenómeno psicosomático es un concepto del psicoanálisis que se refiere a una lesión orgánica que se considera de origen psicológico. Es un síntoma físico que se supone producto de un padecimiento mental.

Aunque desde la psiquiatría se habla de afección psicosomática y no de síntoma psicosomático, desde el psicoanálisis, se lo denomina fenómeno psicosomático y no síntoma porque, a diferencia del síntoma psicoanalítico, no es una formación transaccional o de compromiso entre fuerzas opuestas en conflicto, sino que se trata de una lesión física susceptible de ser apreciada en el cuerpo del paciente.

Mente y cuerpo se encuentran indisolublemente ligados. Los hechos psíquicos repercuten en el cuerpo fisiológico del mismo modo que los hechos somáticos tienen efectos en la mente.

El fenómeno psicosomático o FPS aparece en pacientes con enfermedades consideradas por la medicina como psicosomáticas.​Entre ellas encontramos desde las afecciones alérgicas de la piel, algunas gripes o las migrañas hasta los estados hipertérmicos. El FP aparece en patologías como el asma bronquial, la úlcera gástrica, la gastritis, la colitis ulcerosa, el síndrome de colon irritable, la hipertensión arterial, la neurodermatitis, la artritis reumatoide, el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de Kearns-Sayre, el síndrome de Klippel-Feil, la tirotoxicosis, algunos tipos de fibromialgia, el infarto de miocardio, la enfermedad de Crohn, la urticaria, el lupus eritematoso sistémico, la alopecia, la fiebre del heno, algunas enfermedades coronarias, algunas enfermedades atópicas, algunas dermatitis, algunos tipos de diabetes, algunos tipos de cáncer, la púrpura trombocitopénica idiopática, la blefaritis, algunas enfermedades culturales, algún hipertiroidismo, algún hipotiroidismo, los eczemas o la psoriasis, todos ellos pueden ser mensajes silenciosos del cuerpo.

Algunos estudiosos llegan a postular que la mitad de las enfermedades tienen un origen psicosomático.

En el FPS el conflicto pulsional es expulsado de la psiquis y descargado por la vía somática a través del cuerpo. Cuando determinadas emociones dolorosas son demasiado excitantes y la angustia se le vuelve intolerable al sujeto, la tensión pulsional es drenada hacia afuera. La lesión se inscrusta en el cuerpo sin haber pasado por el Inconsciente.​

El resultado es que no queda ninguna huella del conflicto interno. El dolor no llegó nunca a adquirir una representación mental porque el sujeto se sintió incapaz de enfrentarlo.

El paciente quedó, así, desconectado de su realidad psíquica.

A semejanza del síntoma neurótico, en el FPS se trataría también de un intento de curación fallido, pero en este caso, la necesidad de ahogar las emociones en vez de contenerlas produce un doblegamiento de los afectos.​

Por eso, ante un evento que para cualquier neurótico podría resultar angustiante y producir un fuerte dolor emocional, en este tipo de pacientes lo que se observa es una falta de afecto. En vez de una elaboración psíquica lo que hay es un ahogo de los afectos.

Pero ese ahogo de los afectos es patológico. Lo que sucede en realidad, no es que al sujeto no lo perturbe el evento traumático, sino que el dolor sería demasiado intolerable como para que pueda soportarlo. Con la aparición del FPS el sujeto logra permanecer ajeno a su dolor emocional. No quedan huellas psíquicas de lo sucedido. La psiquis evacuó tan rápidamente cualquier irrupción emocional que se produce una disfunción somática en su lugar. Se produce una inscripción directa en el órgano sin mediación del inconsciente.

El paciente ni siquiera sospecha de una dimensión psicológica de sus enfermedades porque las tensiones libidinales nunca fueron reconocidas.

Entonces se produce una escisión patológica entre psique y soma, el conflicto se externaliza y el escenario es el cuerpo.

La pulsión se encarna en el cuerpo, el cuerpo habla por el sujeto en sus lesiones. El afecto no recibe una elaboración psíquica y sigue un curso exclusivamente somático, reducido a una pura expresión fisiológica que lesiona lo Real del tejido. Lesión que no puede ser restaurada por la vía de la palabra porque no es metáfora de nada, como en la conversión, ni está compuesta por significantes. El inconsciente queda fuera de juego.

Cuando se habla de paciente psicosomático, generalmente es porque este es el modo de defensa primordial que aparece. Algunos sujetos tienen más disposición para hacer un FPS en el lugar en el que otros tendrían síntomas neuróticos o psicóticos. Lo específico del fenómeno psicosomático es que es el resultado de un mecanismo de evitación que no se compensa con la creación de síntomas psicológicos.​

El llamado fenómeno psicosomático o FPS no es un tipo de síntoma que pertenezca a una estructura mental específica ni a una patología en particular. Puede presentarse tanto en una estructura de personalidad neurótica, como en una perversa o una psicótica.

El término psicosomático remite a una patología del psicosoma, es decir, a trastornos orgánicos en los cuales la disfunción fisiológica es demostrable pero que, además, están ligados, de alguna manera, a la estructura de la personalidad de quien padece los síntomas o existe una conexión con situaciones de estrés padecidas por el sujeto.

En un paciente psicosomático lo que se puede observar, si se mira de afuera, es un individuo completamente normal, sin síntomas neuróticos ni psicóticos y cuyos síntomas fisiológicos están desligados completamente de sus representaciones mentales. No asocia nada con la enfermedad somática, como en la histeria.

Hay que diferenciar el FPS del síntoma conversivo y del síntoma hipocondríaco.

En el síntoma conversivo histérico, por ejemplo, la zona corporal afectada adquiere un significado simbólico de tipo pulsional. La formación del síntoma es un intento de resolución del conflicto psíquico. La representación insoportable se vuelve inofensiva porque la excitación pulsional es traspuesta a lo corporal, pasa de lo psíquico al cuerpo, el afecto se muda al cuerpo, es tramitado por la vía corporal, pero, a diferencia del FSP, en este caso sí estamos frente a una actividad psíquica. En la conversión el dolor anímico se convierte en dolor corporal, pero en el FPS muchas veces ni siquiera hay dolor físico.

En la conversión, el dolor y la idea adquieren una representación mental que primero es consciente y luego insconsciente. Al desalojar la representación de la consciencia reprimiéndola el sujeto transmuda la magnitud del afecto en una sensación de dolor somático pero sin lesionar el órgano, por eso los síntomas histéricos son móviles. Al asociar libremente, el significante que aparece en el discurso del paciente, puede ser puesto en combinación con otros significantes para ser procesado por las leyes del incosciente y puede llegar a recordar la representación censurada.​

En cambio en el acto sintomático de psicosomatización también fue una respuesta somática frente a una tensión pulsional pero no se descarga el afecto sino que este desaparece completamente y el órgano queda lesionado.

El tratamiento consiste, en primer lugar, en el tratamiento clínico del síntoma. El paciente debe ir al médico clínico y usar las medicaciones indicadas según su particular sintomatología.

Los tratamientos existentes se dirigen a atacar y prevenir las crisis sintomáticas.

El tratamiento farmacológico se realiza según el síntoma predominante. Al mismo tiempo se busca realizar cambios en el estilo de vida del paciente y tratar las alteraciones psicológicas asociadas mediante una psicoterapia que podría ser de orden psicoanalítico.

Desde distintas corrientes psicoterapéuticas se han logrado resultados positivos con una clara disminución de los síntomas. Se recomienda el tratamiento combinado.

¡Esto no es todo amigo!

En tu día a día vas y vienes, sufres estrés, pensamientos, emociones que te producen malestar. Ese malestar se convierte en tensión muscular, dolores de todo tipo. ¿Y si te digo que la mayoría de estos dolores se pueden tratar mediante terapia psicológica?

Ya, si, se que ahora mismo no te lo crees, pero ¿y si lo pruebas? ¿Que pasaría si con un tratamiento psicológico se curasen la mayoría de los dolores que hoy estas sufriendo?

Se que tu economía (como la de la mayor parte de la gente) no esta en su mejor momento pero también te puedo decir que te vas a gastar mucho mas dinero en medicación para eliminar un dolor que solo esta en tu mente y que utilizando las herramientas adecuadas que te doy, puedes acabar con tu pesadilla en poco tiempo.

Además, si sigues tomando esta medicación contra el dolor te vas a convertir en una persona completamente dependiente de estas pastillas y, aun peor, con el paso del tiempo, hará falta aumentar la dosis porque la inicialmente prescrita por tu medico no te hará efecto.

¿No crees que es hora de que alguien te ayude con todos tus dolores? ¿No crees que ya es hora de mirar al psicólogo como a un médico mas? Es hora de cambiar tus estereotipos. No estas loca por dar el paso, por ir a un psicólogo, es más, sería, un gran paso muy inteligente por tu parte.

La gente que me conocéis sabéis que tengo una discapacidad. Esta discapacidad te da desconfianza ¿Verdad? Lo desconocido te crea desconfianza, exactamente es eso, lo desconocido, ¿Y si pruebas un día y hablas conmigo? Tal vez te lleves una sorpresa de lo que puedo hacer por ti, recuerda que quiero ayudarte ¿Por que no me das esa oportunidad? O ¿prefieres estar toda tu vida con dolores por el miedo a que dirá la gente? Y si tanto te importa la gente se puede hacer online, tranquila, ni siquiera hace falta tener ordenador, si sabes utilizar las videollamadas en el whassapp de tu teléfono móvil es suficiente

Ahora que sabes que todo esta en tu cabeza, ¿quieres que te ayude o prefieres inflarte a pastillas? Tú eliges, Si prefieres la primera opción puedes ponerte en contacto conmigo mediante:

Mi web: http://www.psicologiasinlimitacionesonline.com >>>

Teléfono o whassapp: +34 679 26 57 85 >>>

Escribeme un email y me cuentas: psicologiasinlimitaciones@hotmail.com >>>

¡No te dejes llevar por las apariencias! Por suerte o por desgracia, la mayoría de las veces engaña eso que vemos, sencillamente porque vemos lo que queremos ver conforme a lo que creemos que es la realidad. Cuando nos damos cuenta de que nuestras creencias no confrontan con la realidad se rompen todos nuestros esquemas. ¿A que tienes miedo?

¿Hablamos?

LA VIOLENCIA DE GÉNERO NOS AFECTA A TODOS

La violencia de género es un tipo de violencia física, psicológica, simbólica e institucional, ejercida contra cualquier persona o grupo de personas sobre la base de su orientación o identidad sexualsexo o género​ que impacta de manera negativa en su identidad y bienestar social, físico, psicológico o económico.​

La violencia de género presenta distintas manifestaciones, como actos que causan sufrimiento o daño, amenazas, coerción u otra privación de libertades.​ Estos actos se manifiestan en todos los ámbitos de la vida social y política, entre los que se encuentran la propia familia, el Estado, la educación, los medios de comunicación, las religiones, el mundo del trabajo, la sexualidad, las organizaciones sociales, la convivencia en espacios públicos, la cultura, etc.

«Aunque hombres y niños son frecuentemente víctimas/sobrevivientes de violencia sexual, las estadísticas confirman que la mayoría de las víctimas/sobrevivientes son mujeres y niñas»;​

Dentro de la noción de violencia de género se incluyen actos como asaltos o violaciones sexualesprostitución forzada, discriminación laboral, el aborto selectivo por sexo, violencia física y sexual contra personas que ejercen la prostitución, infanticidio en base al género, castración parcial o totalmutilación genital femeninatráfico de personas, violaciones sexuales en guerras o situaciones de represión estatal, acoso y hostigamiento sexual —entre ellos el acoso callejero—, patrones de acoso u hostigamiento en organizaciones masculinas, ataques homofóbicos y transfóbicos hacia personas o grupos LGBT+, el encubrimiento y la impunidad de los delitos de género, la violencia simbólica difundida por los medios de comunicación de masas, entre otros.

La violencia de género presenta diversas características diferentes a otros tipos de violencia interpersonal, y normalmente se la asocia a la violencia contra la mujer, aunque no son sinónimos debido a la amplitud que abarcan las distintas formas de violencia y a que no todos los estudios se enfocan en las definiciones, identidades y relaciones de género; así, no toda la violencia contra la mujer puede identificarse como violencia de género,​ ya que el término hace referencia a aquel tipo de violencia que tiene sus raíces en las relaciones de género dominantes existentes en una sociedad, por lo que es habitual que exista cierta confusión al respecto​ y por ende, existe cierta falta de consenso.

Tiende a confundirse con la violencia doméstica, término más restringido que, aunque está íntimamente relacionado,​ incluye la violencia «en el terreno de la convivencia familiar o asimilada, por parte de uno de los miembros contra otros, contra alguno de los demás o contra todos ellos», y donde se incluyen además de las mujeres, a niños, ancianos e inclusive varones.​ Para algunos juristas ambos términos son «confusamente utilizados en gran parte de los estudios jurídicos e incluso de las leyes o normas que se han encargado de su regulación».​ Algunas investigaciones utilizan «violencia de género en el espacio familiar» con el fin de diferenciarla.​

La violencia es un concepto de múltiples dimensiones y connotaciones, que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud incluye «el uso intencional de fuerza, poder físico, o amenazas, en contra de uno mismo, otra persona, o en contra de un grupo o comunidad, cuyo resultado desemboca con alta probabilidad en lesiones, muerte, secuelas psicológicas, o mal comportamiento».​ Los estudios que abordan este tema utilizan diversos términos para hacer alusión a ella, tales como agresión, conflicto, delincuencia, desórdenes de conducta, comportamiento criminal, comportamiento antisocial, violencia u otros; además, remiten a variadas teorías multidisciplinares, que han intentado definir desde su óptica, si el comportamiento violento es constitutivo del ser humano o nace de la influencia de la cultura.​

La Asociación Estadounidense de Psicología señala que la diversa evidencia existente sugiere que la violencia es un comportamiento aprendido, lo que no significa que factores psicológicos o temperamentales no estén relacionados con la manifestación de un comportamiento agresivo o violento, sino que, para muchos individuos, la violencia está subordinada a un conjunto de normas socioculturales y expectativas de roles que debe tener una persona en la sociedad.

De acuerdo con los datos del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades de España (actualizados al 22 de octubre, 2019), las víctimas mortales por violencia de género (según características relacionadas con la tutela institucional) están clasificadas de acuerdo al número de casos en total (49); de los cuales, hay algunos que ya cuentan con denuncias previas (22,4%), ya sean impuestas por la víctima (81,8% de las denuncias) o por terceros (18,2%), arrojando como resultados finales que el 77,6% de los casos presentados no cuentan con denuncias previas.​ Las relaciones de parentesco víctima-agresor fueron principalmente de pareja (71,4%), o ex pareja/en proceso de ruptura (28,6%).

Las comunidades autónomas que presentan mayor número de casos de víctimas mortales son (en orden): Andalucía (11), Cataluña, la Comunidad Valenciana, y las Islas Canarias (7 en cada una), y Madrid (6), mientras que las que menos casos presentaron (ninguno) fueron las Asturias, Castilla – La Mancha, Extremadura, Navarra, País Vasco, La Rioja, Ceuta y Melilla.​

El grupo de edad tanto de agresores como de víctimas que más agresiones presentó fue el de 41 a 50 años (20/49 y 24/49, respectivamente). Incluso se llegaron a suscitar suicidios por una parte de los agresores, que en porcentajes queda expresado como: suicidio consumado (28,6%), tentativa no consumada (6,1%) y sin tentativa (65,8%).

De acuerdo con la macroencuesta hecha por la misma institución en 2015, entre el 85,1% y 95% de las encuestadas (según grupos de edad; 16-75 o más años) aseguraron no haber sufrido física por parte de cualquier pareja tenida a lo largo de su vida, mientras que el porcentaje de encuestadas que alegaron haber sufrido violencia de moderada a severa oscila entre 1,6%-5,4% y 2,6%-9,1%, correspondientemente.

En España está vigente desde 2004 la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que incluyó varias medidas de diversa clase.

Sin embargo, su principal aportación ha sido habilitar el teléfono de ayuda a la mujer agredida, que es el 016, el cual está activo permanentemente (las 24 horas, los 7 días de la semana, y todos los días del año), y es gratuito. Puede atender en 51 idiomas. Este número no aparece en la factura del teléfono para evitar que el maltratador descubra que su pareja ha llamado allí, pero, dependiendo del caso, puede aparecer en otros registros, por lo que se recomienda hacer este tipo de llamadas desde un teléfono público o pedirle su teléfono a alguien para realizarlas.

También es posible avisar de casos de violencia de género en la Web de Colaboración Ciudadana por cualquier persona, y aportando sólo los datos que uno desee ya que no tienen carácter de denuncias.

¡Esto no es todo amig@!

Todos, absolutamente todos, hemos presenciado algún caso de este tipo de violencia. Las mujeres que lo sufrís calláis, enmascaráis la realidad, es mas, hasta creéis que os lo merecéis.

No denuncias a tu agresor quizás por vergüenza o porque es el padre de tus hijos. Te dices a ti misma ¿como voy a dejar sin padre a mis hijos, verdad? Te diré una cosa y, por favor, grabátela: TUS HIJOS TAMBIÉN SON VÍCTIMAS de esta violencia. La mayoría de los hijos también tienen que recibir atención psicológica.

Se que, ahora mismo, no tienes ganas de luchar, de seguir para adelante. Tu maltratador te ha bajado la autoestima al suelo, por favor y valga la revundancia, hazte a ti un favor y denuncia. No te lo mereces y tus hijos no se lo merecen.

Estoy aquí para ayudarte, quizás porque yo he sufrido no esa violencia pero quizás otro tipo de violencia, quizas porque he visto esta violencia en la calle o he oído gritos y me he quedado callada. Quizás por esa amiga a la que no escuche y se quito la vida porque no aguantaba más. Por todas ellas hoy quiero ayudarte a ti, se lo debo a ella y te lo debo a ti. Porque a cualquiera nos puede pasar, ponte en contacto conmigo, no importa la hora que sea, da tu gran paso hacia tu libertad y felicidad:

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¡Por ti! ¡Por mi! ¡Por nosotras! ¿Hablamos?