DESARROLLO EMOCIONAL EN EL ADULTO

El desarrollo emocional implica cambios. Es formar seres armónicos, con capacidad para expresar afecto a otros, encontrar cualidades en los demás, ser tolerantes con las deficiencias o los errores de las personas allegadas, manejar sus emociones y construir a partir de las cualidades de las personas que les rodean o familiares.

La edad adulta intermedia va desde los 30/40- 50/60 años aproximadamente y representa a personas que ya, por lo general, tienen hijos y sus padres ya se encuentran en una edad avanzada.​ Erickson la denomina etapa de la crisis de productividad vs. el estancamiento​ Estas características refieren al encuentro del equilibrio e integración de los conflictos que se tuvieron antes. Con la llegada de la adultez media se empiezan a generar cambios importantes en las personas, en esta etapa los papeles personales y laborales son interdependientes los cuales se ven regidos por la sociedad y las oportunidades que estas les dan a cada persona.​ Debido a esto aumentan las responsabilidades y papeles exigentes, por lo tanto, esta etapa puede ser considerada estresante. También, es considerada una etapa de autorrealización y productividad, ya que se asciende profesionalmente y la persona está en planes de formar una familia o ya la tiene. Las personas suelen mirar lo que han vivido hasta el momento y lo que les queda por vivir, considerando esta etapa como una época para replantear metas y aspiraciones y así aprovechar el tiempo que le queda por vivir. Asimismo los adultos tienen la preocupación de querer guiar y encaminar a las futuras generaciones y de tal manera poder mantenerse, sintiendo así que están dejando un legado. En esta etapa, la persona evidencia diversos cambios en su persona que influyen en su estabilidad y desarrollo emocional: Comienza a evidenciarse el proceso de envejecimiento.​ Se ven presente déficits físicos, cognitivos, psicomotores, en sexualidad y funcionamiento reproductor. Cambios emocionales por la menopausia o andropausia. Preocupación por casarse (reloj social), tener un trabajo estable, ser el soporte de la familia (más en hombres por rol social) y por tensiones en el trabajo (estrés).

Esta etapa es considerada un periodo de cambios sociales rápidos, y estilos de vida alternativos y amplia búsqueda de crecimiento laboral. También es considerada como crisis de identidad y la segunda adolescencia (todas sus fantasías que no cumplieron lo cumplen). Por lo general se da a la edad de los 40 años, en el cual hay un esfuerzo en la búsqueda de la nueva identidad.

La menopausia, el fallecimiento de los padres, el abandono del hogar por parte de los hijos, una separación, cambios corporales (pérdida de la juventud) o una mayor preocupación por la salud pueden disparar la crisis. También puede ser causada por la insatisfacción o sensación de estancamiento ya que la adultez intermedia es una época de revisión de la historia vital. Se dice que antes de esta etapa la persona mira la vida en términos de los años vividos, luego comienza a mirar hacia la vida en términos de cuántos años le quedan por vivir. Algunos adultos cuentan con una historia que lo satisface, de la cual se sienten orgullosos, debido a que lograron todo lo que se propusieron anteriormente. Por otro lado, eventos como la muerte, enfermedades, trabajo, hijos, nietos, lleva a reconocer que hay metas deseadas que ya no es posible alcanzar. El adulto realiza una evaluación de los sueños de la adolescencia y se da cuenta de que no logró todo lo que se propuso, lo cual ocasiona que se genere un conflicto interno, lo cual puede resultar en una oportunidad para lograrlo o también puede ocasionar una reacción de pérdida de propósito en la vida (que ya nada vale la pena), depresión en la persona. Esta es una experiencia emocional negativa provocada por la sensación de estar “entrampado” entre lo aspirado, lo logrado y lo realmente posible de alcanzar en ese momento.​ Una posible reacción ante la crisis de la mediana edad es lo que se denomina “midescencia” (middlescence). Es un término que se utiliza para denominar un proceso similar al de la adolescencia durante la mediana edad. El mismo se caracteriza por un nuevo esfuerzo de búsqueda de una nueva identidad. Esto podría llevar a la persona a recurrir a patrones de comportamiento que no son típicos de su edad, especialmente, patrones de vida típicos de adolescentes.11​ Se considera que algunos indicadores de esta crisis son: la inconformidad con los logros hasta el momento, el anhelo por revivir épocas pasadas, buscar cambios en la apariencia (teñir cabello, realizarse cirugías plásticas para rejuvenecer su cuerpo, usar ropa más juvenil, comprarse carros deportivos (en hombres), involucrarse en relaciones con personas más jóvenes, etc). Si bien algunas personas pasan por esta etapa de crisis (middlescence), hay otras que no lo hacen y, por el contrario, experimentan el sentido de triunfo, pues sienten que cumplieron todas sus metas establecidas y que pueden seguir desempeñándose de la manera que cada uno desee.

De acuerdo con la Teoría del desarrollo psicosocial planteada por Erikson, en la cual se describen ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales, la adultez intermedia representa la etapa 7, etapa de Generatividad frente a estancamiento (desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente). De acuerdo con Erikson la generatividad “Es en esencia la preocupación por establecer y guiar a la nueva generación”. Es esta etapa, establecemos nuestras carreras, establecemos una relación, comenzamos nuestras propias familias y desarrollamos una sensación de ser parte de algo más amplio. Aportamos algo a la sociedad al criar a nuestros hijos, ser productivos en el trabajo, y participar en las actividades y organización de la comunidad. No alcanzar satisfactoriamente la etapa de generatividad da lugar a un empobrecimiento personal o estancamiento. El individuo puede sentir que la vida es monótona y vacía, que simplemente transcurre el tiempo y envejece sin cumplir sus expectativas. Esto es visible en personas que han fracasado en las habilidades personales para hacer de la vida un flujo siempre creativo de experiencia y se sienten apáticos y cansados. Esta etapa también se caracteriza por un marcado esfuerzo por hacer cosas que nos parecen que tienen valor y significado en la vida (ej. ser un profesional que rinde un servicio de excelencia). Además, hay un marcado interés por contribuir a la formación de la generación que se está levantando. Normalmente, en esta etapa, las mujeres son más asertivas y orientadas al logro, su autoestima se centra en el trabajo y en el sentido de productividad.

Los cambios físicos acompañan a los cambios emocionales, específicamente en las mujeres que pasan de estar en una edad reproductiva a una edad en la que se da el cese de la función reproductora. La menopausia puede tener como consecuencia cambios emocionales como la depresión y la sensación de ser menos femeninas debido a que ya no pueden tener hijos; esto es relativo, ya que esta sensación suele darse más en las mujeres que no pudieron tener hijos y llegadas a esta edad tienen un sentimiento de arrepentimiento, ya que como se mencionó anteriormente, la adultez intermedia es una etapa en la que se hace retrospectiva y se contemplan las metas y sueños planteados en la adolescencia. Por otro lado, muchas mujeres dicen disfrutar de esta etapa, ya que en la mayoría de casos los hijos ya crecieron y ya no tienen un rol activo de madres, por lo que pueden darse tiempo para sí mismas , la consideran una etapa “fácil”, ya que tienen mejor control de su vida, por lo que ya no está posibilidad de embarazarse y no se dan los periodos menstruales. Por lo tanto, estos cambios emocionales dependen no solo de los cambios hormonales que se producen durante la menopausia, sino también de la percepción que tenga la mujer de lo que implica, y también de cómo la cultura en la que vive la percibe, ya que en algunas culturas, como la cultura hindú, la menopausia significa un nuevo estatus; mientras que en la cultura occidental se da mucha importancia a la juventud, por lo que esto podría ser causa de que la menopausia sea considerada como una mala experiencia​

En el caso de los hombres se da la andropausia, que consiste en la pérdida de testosterona y también se da una inestabilidad sexual, lo cual en algunos casos puede producir en el hombre irritabilidad y ansiedad y, debido a la disminución de la libido no hay mucha actividad sexual; sin embargo, estos cambios son graduales y en muchos casos no suponen cambios emocionales fuertes.

En cuanto a las relaciones de pareja muchas veces en la adultez media puede haber una pérdida de intimidad pero también es posible que al tener hijos ya grandes se produce un reencuentro. En el primer caso se requiere un reordenamiento de la vida matrimonial, por el fenómeno del nido vacío. Ahora se pueden abordar temáticas que antes no se podía por dedicación a los hijos. Surgen conflictos que estaban latentes a lo largo de la vida de la pareja que no se habían resuelto por alguna razón. Pasar más tiempo junto produce dificultades en la relación diaria, se requiere un sistema diferente que permita un acomodo real. La pareja constituye una fuente de aceptación de los cambios corporales.

El divorcio es más común hoy en día debido a los cambios socio culturales. Ahora las mujeres son menos dependientes financieramente de sus maridos y hay menos obstáculos legales, menos oposición religiosa y menos desdeño social asociado a él. Para un adulto medio la ruptura de su matrimonio puede significar un golpe fuerte, se considera que el divorcio parece ser más difícil en las mujeres quienes a cualquier edad sufren más efectos negativos del divorcio que los hombres . Causas comunes del divorcio son abusos verbales, físicos y emocionales por parte de su pareja, también encontramos diferencias entre los valores o estilos de vida, infidelidad, abuso de alcohol, drogas o desamor. La mayoría de las personas de esta edad se pueden recuperar después de esta ruptura , aunque en algunos casos las mujeres sufren depresión y mucho estrés.

A partir del envejecimiento de los padres se produce una inversión de los roles. Significa aceptar que son débiles, vulnerables y que se pueden morir en cualquier minuto. Aumenta el sentimiento de vulnerabilidad personal y de responsabilidad.

Relación más horizontal y simétrica. El padre debe promover la autonomía y la independencia de los hijos. Funciones fundamentales: orientar y guiar, respetando la autonomía. La relación con los hijos, al dejar el hogar, disminuye. Sin embargo, en la actualidad, debido a los avances tecnológicos, la comunicación aumenta en comparación a antaño.

El síndrome de “nido vacio” consiste en los sentimientos de angustia, tristeza, pérdida que experimentan los padres cuando sus hijos empiezan a independizarse y se van de la casa para seguir con sus propios proyectos de vida. Durante la adultez intermedia las personas pueden experimentar este “síndrome”, ya que en la mayoría de casos los hijos ya alcanzaron la mayoría de edad y deciden irse para construir su propia familia o buscar su independencia. Esta separación además de causar angustia y tristeza en los padres, incluso irritabilidad, se debe a que se produce una ruptura emocional o pérdida de influencia por parte de los hijos. Es un cambio radical, el cual requiere adaptación por parte de los padres. También aparecen sentimientos de inutilidad, ya que los hijos ya no dependen de los cuidados ni del sustento de sus padres. Todos estos cambios a los que se someten las parejas conllevan a que exista un reordenamiento en la vida familiar.

El “síndrome del nido vacío” carece de entidad diagnóstica; sin embargo, se sabe que se presenta con mayor frecuencia en la mujer, ya que es a ella a quien se le atribuye el rol de cuidador.​ En la actualidad el “síndrome” se puede dar tanto en el hombre como en la mujer, ya que cada vez se da mayor igualdad con respecto a los roles que ambos cumplen en la familia. Por lo general esta crisis lleva a que la pareja examine todo lo que han pasado juntos a lo largo de los años, así como planificar proyectos en conjunto con lo que ambos pueden sentir mayor tranquilidad.​

El estrés se manifiesta cuando las exigencias que se perciben en el ambiente, las tensiones y los estresores superan la capacidad de la persona de poder enfrentarlos. El estrés es una respuesta natural del organismo, el organismo se puede adaptar a las situaciones estresantes pero esta capacidad varía en cada individuo. Se ven involucrados el cerebro, el cual percibe el peligro real o imaginario, las glándulas adrenales las cuales se encargan de movilizar al cuerpo para combatir el peligro y el sistema inmune. ​Cuantos más cambios estresantes ocurran en la vida de una persona, mayor es la probabilidad que padezca una enfermedad grave. El estrés se encuentra bajo escrutinio como factor de enfermedades propias de la edad.

Se puede dar debido a varios factores, siendo los principales el trabajo, la familia y la situación económica. En la adultez media se pueden presentar distintos factores estresores como el cambio de trabajo o un cambio de puesto a uno que demande más tiempo, reorganización de la familia, ya que en varios casos los hijos empiezan a independizarse; el cuidado de los padres que ya son adultos mayores. Las emociones y el estrés están estrechamente ligados. Las personas que presentar un cuadro de estrés suelen mostrar abatimiento, tristeza, irritabilidad, apatía, indiferencia, inestabilidad emocional. El estrés repercute en las relaciones sociales, familiares pues genera inquietud y ansiedad en la persona.

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