
La ética o filosofía moral es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, a moral, el buen vivir, la virtud, la felicidad y el deber. La ética contemporánea se suele dividir en tres ramas o niveles: la metaética estudia el origen, naturaleza y significado de los conceptos éticos, la ética normativa busca normas o estándares para regular la conducta humana, y la ética aplicada examina controversias éticas específicas.
Los problemas éticos surgen de aplicar la teoría ética a situaciones de la vida real.
La ética se utiliza en algunos aspectos de la determinación de la política pública, también puede ser utilizada por personas que enfrentan decisiones difíciles. El tipo de preguntas que aborda la ética aplicada, por ejemplo son: «¿Es inmoral tener un aborto?» ; «¿Es la eutanasia inmoral?»; «¿La acción afirmativa es correcta o incorrecta?»; «¿Qué son los derechos humanos y cómo los determinamos?»; «¿Los animales también tienen derechos?»; y «¿Tienen las personas el derecho a la autodeterminación ?»

Y no solo se ha demostrado que las personas consideran el carácter del agente moral (es decir, un principio implícito en la virtud ética), el hecho de la acción (es decir, un principio implícito en la deontología ) y las consecuencias de la acción (es decir, un principio implícito en el utilitarismo) al formular juicios morales, pero además que el efecto de cada uno de estos tres componentes depende del valor de cada componente.

Un dilema ético o una pregunta ética es un problema de toma de decisiones entre dos imperativos ético-morales posibles, ninguno de los cuales es inequívocamente aceptable o preferible. La complejidad surge del conflicto situacional en el que obrar de acuerdo a uno podría resultar en transgredir al otro.

El problema del ser y el deber ser (también llamado ley de Hume, la guillotina de Hume y a veces confundido con la falacia naturalista) es un problema en metaética acerca de la posibilidad de deducir oraciones normativas a partir de oraciones descriptivas. Las oraciones descriptivas son aquellas que dicen lo que es el caso (por ejemplo «los emperadores son crueles») mientras que las oraciones normativas son aquellas que dicen lo que debe ser el caso («los emperadores deben ser crueles»).

Claro que así como se puede pedir justificación para las oraciones normativas, se puede pedir justificación para las oraciones descriptivas. Pero esto es otro problema, que puede encontrar otras respuestas. Las oraciones descriptivas se pueden (quizás) justificar a partir de la investigación empírica.

El abismo que separa a los hechos de los deberes no tiene nada que ver con el contenido de las proposiciones descriptivas de las que se parte. Lo mismo da que se trate de proposiciones metafísicas, científicas o de la vida cotidiana. El error se encuentra en el procedimiento, no en el punto de partida. La ambigüedad inadvertida empírico-normativa de ciertos términos conduce a falacias lógicas tales como: «La esencia de la sexualidad es la procreación. Por lo tanto, la anticoncepción no está permitida, porque no refleja la naturaleza de la sexualidad».

La dicotomía hechos/valores de Hume, se relaciona con la dicotomía analítico/sintético: las proposiciones analíticas (lógicas) no tienen necesidad de verificación (siempre son verdaderas), mientras que las proposiciones sintéticas se deben verificar con la experiencia y pueden ser verdaderas o falsas, y las proposiciones éticas vienen de la experiencia.

El problema de la suerte moral es el problema ético que surge de que en muchos casos, parece correcto evaluar moralmente a un agente pese a que una parte importante de aquello por lo cual es evaluado depende de factores fuera de su control. Tales situaciones se llaman de suerte moral, y entran en conflicto con un principio moral intuitivo, llamado el principio de control, según el cual un agente sólo es moralmente evaluable en la medida en que aquello por lo cual es evaluado depende de factores bajo su control.

Las propuestas de solución al problema pueden ser divididas en tres grandes grupos: aquellas que pese a las apariencias niegan que exista la suerte moral; aquellas que aceptan la existencia de la suerte moral, y prefieren negar o restringir el alcance del principio de control; y aquellas que argumentan que es simplemente incoherente aceptar o negar la existencia de algunos tipos de suerte moral, de modo que el problema nunca llega a aparecer.

El problema tuvo su formulación clásica en los trabajos de Thomas Nagel (1979) y Bernard Williams (1981).
La cuestión de si es correcto comer animales no humanos, es uno de los temas más destacados en ética alimentaria.

La objeción moral más común a comer carne es que, para la mayoría de las personas que viven en el mundo desarrollado, no es necesario para la supervivencia o la salud. Algunos argumentan que sacrificar animales únicamente porque las personas disfrutan del sabor de la carne es incorrecto y moralmente injustificable. Los vegetarianos y veganos éticos también se pueden oponer a las prácticas que subyacen a la producción de carne, o citar sus preocupaciones sobre bienestar animal, derechos de los animales, ética ambiental y motivos religiosos.

En respuesta, algunos defensores del consumo de carne han presentado varios argumentos científicos, nutricionales, culturales y religiosos en apoyo de la práctica. Algunos carnistas solo se oponen a la cría de animales de ciertas maneras, como a la ganadería intensiva, o a matarlos con crueldad; otros evitan solo ciertas carnes, como la ternera o el foie gras. Muchos de los puntos de vista que se presentan en este artículo se podrían extender no solo al consumo de carne sino también al uso de los animales en investigación, alimentación (incluidos huevos y lácteos), vestimenta e industrias del entretenimiento (zoológicos o tauromaquia).

En relación al aborto inducido o interrupción voluntaria del embarazo, se refiere a la discusión, controversia y polémica sobre su práctica, contexto social y económico en el que se produce. Las partes involucradas en el debate son los movimientos «pro-elección» y «pro-vida». Los primeros enfatizan el derecho de las mujeres a decidir si terminar un embarazo, los segundos enfatizan el derecho del embrión o feto a que se termine su gestación y a nacer.

Para varias personas, el aborto es un problema moral relacionado con el comienzo de la persona humana, los derechos del feto y los derechos de la mujer sobre su propio cuerpo. El debate se ha convertido en un problema político y legal en algunos países con activistas antiaborto que buscan promulgar, mantener y expandir las leyes antiaborto, mientras que los activistas del derecho al aborto buscan revocar o relajar esas leyes al tiempo que amplían el acceso al aborto.

Las leyes de aborto varían considerablemente entre las jurisdicciones, desde la prohibición total del procedimiento hasta el financiamiento público del aborto. La disponibilidad de aborto seguro también varía en todo el mundo.
Alrededor de 56 millones de abortos se realizan cada año en el mundo, con aproximadamente 45% hechos de forma insegura. Se ha debatido sobre los problemas morales, éticos y legales del aborto.

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