¡GRACIAS!

La gratitud es un sentimiento, emoción o actitud de reconocimiento de un beneficio que se ha recibido o recibirá.

La experiencia de la gratitud ha sido históricamente un foco de varias religiones del mundo, y ha sido tratada de forma extensa por filósofos de la moral como Adam Smith

El estudio sistemático de la gratitud dentro de la psicología no comenzó hasta aproximadamente el año 2000, posiblemente porque la psicología ha estado tradicionalmente más centrada en la comprensión de sentimientos desagradables que en entender las emociones positivas. Sin embargo, con la llegada de la psicología positiva, la gratitud ha pasado a formar parte del estudio de la psicología convencional. El estudio de la gratitud dentro de la psicología se ha centrado en la comprensión de la experiencia a corto plazo de la emoción de la gratitud (el estado de gratitud), las diferencias individuales en la frecuencia con que la gente siente gratitud (los rasgos de gratitud), y la relación entre estos dos aspectos.

La gratitud no es lo mismo que la deuda moral. Aunque ambas emociones se producen después de recibir una ayuda, la deuda moral se produce cuando una persona percibe que tiene la obligación de compensar dicha ayuda. ​Las dos emociones conducen a diferentes acciones, la de deuda moral puede motivar a los receptores de la ayuda a evitar a la persona que les ha ayudado, mientras que la gratitud puede motivar al receptor a buscar a su benefactor y mejorar su relación con él.

La gratitud también puede servir para reforzar las relaciones sociales futuras de los benefactores.

El vínculo entre la espiritualidad y la gratitud se ha convertido recientemente en un tema popular de estudio. Si bien estas dos características no son ciertamente dependientes la una de la otra, los estudios han encontrado que la espiritualidad, que no en la religión, aunque ambos no están reñidos, es capaz de mejorar la capacidad de una persona para estar agradecida siendo más propensa a tener un mayor sentido de gratitud en todos los ámbitos de la vida. ​La gratitud está vista como una tendencia humana muy apreciada entre musulmanes, cristianos, budistas, judíos, e hindúes. ​La oración con gratitud a Dios es un tema común en dichas religiones y por lo tanto, el concepto de gratitud impregna los textos religiosos, las enseñanzas y tradiciones. Por esta razón, es una de las emociones más comunes que las religiones aspiran a provocar y mantener en sus seguidores y se considera como un sentimiento religioso universal.

Las personas que son más agradecidas tienen un mayor nivel de bienestar subjetivo. Las personas agradecidas son más felices, se sienten menos deprimidas, menos estresadas y más satisfechas con sus vidas y sus relaciones sociales. ​ Las personas agradecidas también tienen mayores niveles de control de sus circunstancias, crecimiento personal, propósito en la vida, y aceptación de uno mismo. Las personas agradecidas tienen formas más positivas de lidiar con las dificultades que experimentan en la vida, siendo más propensos a buscar ayuda de otras personas, reinterpretar y aprender de la experiencia, y dedicar más tiempo a la planificación de cómo lidiar con el problema. Las personas agradecidas también tienen menos estrategias negativas de afrontar problemas, siendo menos probable que traten de eludir los problemas, negar que existan, culparse a sí mismos, o hacer frente a ellos a través del uso de sustancias. La gente agradecida duerme mejor, y esto parece ser debido a que tienen menos pensamientos menos negativos justo antes de irse a dormir.

La gratitud está mucho más relacionada con la salud mental que cualquier otro rasgo de carácter. Las personas agradecidas son más propensas a tener niveles más altos de felicidad y menores niveles de estrés y depresión. ​En un estudio sobre la gratitud, se asignó aleatoriamente a los participantes una de las intervenciones terapéuticas diseñadas para mejorar la calidad general de vida. De todos estos métodos, se encontró que el que tenía mayores efectos a corto plazo provenía de una «tarjeta de gratitud», donde los participantes escribieron y entregaron una carta de agradecimiento a alguien en su vida. Este procedimiento demostró un aumento en las puntuaciones de felicidad en un 10% y una caída significativa en las puntuaciones de depresión, resultados que se prolongaron hasta un mes después de la visita.

Aunque hay muchas emociones y rasgos de la personalidad que son importantes para el bienestar, hay evidencias de que la gratitud puede ser de una importancia excepcional. En primer lugar, un estudio longitudinal mostró que las personas que estaban más agradecidas pudieron enfrentar mejor un cambio de vida. En concreto, las personas que eran más agradecidas antes del cambio estaban menos estresadas, menos deprimidas y más satisfechas con sus relaciones después de tres meses. ​ En segundo lugar, dos estudios recientes han sugerido que la gratitud puede tener una relación única con el bienestar, y puede explicar los aspectos del bienestar que otros rasgos de personalidad no pueden. Ambos estudios mostraron que la gratitud era capaz de explicar más el bienestar que los Cinco grandes y 30 de los más importantes estudios de rasgos de personalidad. ​​

Así mismo, la gratitud está íntimamente asociada a aspectos fundamentales de la salud en el final de la vida. Varios estudios demuestran la relación existente entre la experiencia de gratitud y la medicina paliativa. Los pacientes y familiares de estos al recibir cuidados paliativos agradecen y valoran especialmente unos cuidados humanizados y la disponibilidad del equipo paliativo.  El componente relacional del cuidado emerge como un punto clave de una experiencia de cuidados de calidad y gratificante, que bien pudiera convertirse en un indicador de los propios cuidados paliativos. 

La gratitud también ha demostrado servir para aumentar la tendencias de una persona al altruismo. Un estudio realizado por David DeSteno y Mónica Bartlett (2010) encontró que la gratitud se relaciona con la generosidad económica. A partir de estos resultados, este estudio muestra que las personas amables son más propensas a sacrificar las ganancias individuales para el beneficio común. Un estudio realizado por McCullough, Emmons, y Tsang, (2002) encontró correlaciones similares entre la gratitud y la empatía, la generosidad y amabilidad.

Teniendo en cuenta que la gratitud parece ser un factor determinante en el bienestar de las personas, se han desarrollado varias intervenciones psicológicas para aumentar la gratitud. ​ Por ejemplo, Watkins y sus compañeros​ pidieron a unos participantes probar una serie de ejercicios de gratitud diferentes, tales como pensar en una persona viva por quien sintieran gratitud, escribir sobre alguien de quien se sintieran agradecidos o escribir una carta para entregarla a una persona por la que se sintiera gratitud. Más tarde se pidió a los participantes del grupo de control que describieran su sala de estar. Los participantes que habían realizado un ejercicio de gratitud mostraron aumentos en sus experiencias de emoción positiva inmediatamente después del ejercicio, y este efecto fue mayor para los participantes a los que se les pidió pensar en una persona de la que estaban agradecidos. Los participantes que tenían personalidades agradecidas desde un primer momento, mostraron un mayor beneficio de estos ejercicios de gratitud.

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