
La fantasía es un género artístico en el que hay presencia de elementos que rompen con la realidad establecida.

En su sentido más amplio, el género fantástico se halla presente en la literatura, cinematografía, historietas, videojuegos, juegos de rol, pintura, escultura, drama y, sobre todo, en la mitología y relatos antiguos, donde tuvo su origen. Se caracteriza por no dar prioridad a una representación realista que respete las leyes de funcionamiento del mundo. En ese sentido se suele decir que el género fantástico es subversivo, pues viola las normas de la realidad.

Son muchas las definiciones que se han dado sobre lo fantástico en general y más específicamente sobre la literatura fantástica. En el primer caso suele reconocerse a todas aquellas obras en las que irrumpe lo inesperado, lo sobrenatural, aquello que resulta contradictorio para con la realidad del receptor y que es resultado de un pensamiento que trasciende las normas de dicho. Esta definición tan amplia es la que suelen ofrecer los diccionarios como el de la Real Academia Española: «Ficción, cuento, novela o pensamiento elevado e ingenioso».
Las definiciones en sentido estricto –aquellas que se aplican al estudio de relatos de corte fantástico– son muchas y por lo general encontradas entre sí. Por lo general la teoría literaria tiende a dividir aquello que las definiciones en sentido amplio diluyen. Así, a través de las diferentes teorizaciones suele encontrarse como elemento común la separación del fantástico de acuerdo a propiedades como el valor del incidente sobrenatural, su causa, y la reacción despertada en el lector.

Lo extraño o insólito es una categoría que agrupa a aquellos relatos en los cuales las causas, aparentemente sobrenaturales e inexplicables por vías racionales terminan por tener una explicación que concuerda con las leyes del mundo conocible, como ocurre en el cuento «Los crímenes de la Rue Morgue» de Edgar Allan Poe o en las ficciones góticas de Clara Reeve o Ann Radcliffe. Lo maravilloso sería aquello que se ubica en el lado opuesto a lo insólito, siendo aquel conjunto de obras en que la incertidumbre es despejada pero su explicación remite a nuevas leyes que no van de acuerdo a la realidad conocida, lo que ocurre en las obras de Walpole. Así, el estudioso señala que el fantástico propiamente dicho es escaso y abarcaría ejemplos como Otra vuelta de tuerca de Henry James, donde la intriga no es resuelta o Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki.

Los relatos góticos de autores como Horace Walpole (El castillo de Otranto) o Matthew Lewis (El Monje) estarían entre los primeros autores modernos de ficciones fantásticas junto al alemán E. T. A. Hoffmann. No obstante, las diversas teorías genéticas apuntan no a los orígenes modernos sino a la época de la cultura oral, al folclore y la difusión de relatos boca a boca como verdadera fuente del género.

La transformación del fantástico moderno fue analizada por Pasavante, quien sostuvo que los cambios en diferentes aspectos de la vida (educación, economía, jurisprudencia, religión) produjeron que el sujeto moderno abandonara las supersticiones o que al menos no fuese tan crédulo como antes. Por ese motivo, sumado a la existencia de un autor tangible –de lo cual carecía el relato folclórico–, los escritores debieron ingeniárselas para producir los efectos propios del género sirviéndose de nuevos medios.

La evolución del género fantástico moderno ha generado muchos nuevos subgéneros sin una clara contrapartida en la mitología o el folclore, aunque la inspiración en estos sigue siendo el tema más recurrente. Los subgéneros fantásticos son numerosos y muy diversos, y con frecuencia se superponen con otras formas de ficción en casi todos los medios en los que se producen. Cabe hacer especial mención en los subgéneros de ciencia ficción fantástica, fantasía oscura y fantasía épica.
Asumiendo que previo a la aparición del componente fantástico «las fantasías de aventuras subrayan el aspecto cotidiano que rodea a los personajes, pues conviene que lectores y espectadores identifiquen su propio mundo con el mundo primario del relato», y en consecuencia la existencia de un mundo primario con las características de nuestro mundo, y un mundo secundario fantástico, podemos distinguir tres modos de relación entre ambos:
- Estamos frente a un esquema de mundos abiertos cuando ambos mundos se encuentran conectados a través de un umbral mágico: un portal, un pasadizo, etc. Es el esquema clásico de los cuentos maravillosos.
- Un esquema de mundos cerrados se presenta cuando ambos mundos coexisten herméticamente, imposibilidad de una continuidad temporal entre ambos. El caso de la serie Awake es un ejemplo de este esquema de mundos.
- Por último, nos encontramos frente a un esquema de mundos implicados, en donde el mundo secundario «no aparece en el relato pero se entromete en él a través de objetos o de personajes mágicos».

Existe una tipología de mundos:
- Mundos de frontera: en estos casos, el mundo secundario es una continuación del mundo primario. Se observa este tipo de mundo, por ejemplo en Hansel y Gretel, en donde los protagonistas atraviesan un bosque y llegan a lugares en donde tienen lugar fenómenos fantásticos (la existencia de una bruja que engorda niños para poder comerlos).
- Mundos paralelos: este tipo de mundos posee una existencia por fuera del mundo primario y se llega hasta él a partir de pronunciar una palabra mágica, o introducirse dentro de un armario encantado como es el caso, por ejemplo, de Las Crónicas de Narnia. Debe haber un elemento que comunique dos mundos que no están comunicados ni espacial, ni temporalmente.
- Mundos alternativos: Son «mundos secundarios que presentan esencialmente las mismas características que el mundo primario, pero se desvían en algunos detalles»que son vitales, de manera que el viajante cree estar viviendo una pesadilla. Es el caso característico de las historias que presentan viajes en el tiempo.
Estos mundos secundarios pueden ser explorados por sus protagonistas de tres maneras diferentes:
- Exploración lineal: se da cuando los protagonistas ya no regresan a su mundo de origen. Neo, en Matrix es un ejemplo de este tipo de exploración.
- Exploración circular: Cuando los protagonistas retornan finalmente a su mundo de origen. Es el caso, por ejemplo, de Alicia en el País de las Maravillas y La historia interminable.
- Exploración en espiral: esta última tipología se da en aquellos casos en que los viajes se repiten de modo recurrente. Harry Potter, y su visita todos los años a Hogwarts nos proporciona un ejemplo claro de este tipo de exploración.